Este Fan Fic es para aquell@s que nos quedamos con ganas de saber más acerca del amor entre Benito y Noelia de la serie "Yo soy Bea": cómo Noelia dejó de resistirse, cómo fue el primer beso, su primera vez, cómo engendraron a su hijo...Como sabiamente dice una gran amiga mía: "Creo que es la mejor forma de celebrar el final de la serie y de recordar los mejores momentos que pasamos en compañía de algunos personajes inolvidables"

lunes, 24 de agosto de 2009

Capítulo 8: Celos, celebraciones, y más celos

Este capi se lo dedico a Selene, ya que he querido hacer un pequeño homenaje a su fic sobre Bárbara y Santi. Como notaréis, algunas partes están en cursiva, eso significa que esas escenas salen en su fic. Es como si los dos fics se entrelazaran... ¡Espero que os guste!


Benito se giró y se encontró de frente con la niña de sus ojos.

- ¡Paula!


Se levantó a gran velocidad y la abrazó con todas sus fuerzas, mientras Noelia miraba la escena desde el otro lado del pasillo.


- ¡Por dios, que guapa estás! Has crecido, ¿eh?


- Si vamos, en dos años he crecido mogollón… yo creo que habré llegado a los 2 centímetros… Anda anda, rubiales, que no cambiarás nunca.


- ¡Aaayyyy, como he echao de menos que me llamaras rubiales!


Mientras Benito y Paula se dedicaban continuas muestras de afecto, Noelia se iba acercando con disimulo a la puerta del baño para que no la vieran ninguno de los dos… no quería seguir viendo tanta ñoñería. Y además, algo en su vientre le hacía daño, pero no sabía que era…


- Bueno, ¿y qué haces aquí? ¿Dónde están Sandra y Gonzalo?


- Pues han ido con Cayetana y el enano a hacer unas compras por el centro, ya estaban deseando salir del pueblo y arrasar en todas las tiendas caras… ya sabes como son mi vieja y Cayetana… y lo que hago aquí… ¿es que no te has enterado del bombazo?


- ¿Qué bombazo?


- ¡Que la cerebro de guisante y el Santi se nos casan!


- ¿¡QUÉ!?


- ¿No te ha llegado la invitación todavía?


- Que va, tía. ¡Que fuerte! O sea que al final Santi ha conseguido echarle el lazo a Bárbarita…


- Ya ves… al final va a ser verdad que el que la sigue la consigue.


- Bueno, según en qué casos…


- ¿Y ese jeto que has puesto? A ver, qué ha sido de tu vida estos dos años… ¿te me has echao novia?


- Qué más quisiera, Paulita… pero ya sabes que yo soy un alma solitaria destinada a pasar mis días en soledad.


- ¡Anda anda! Ya será menos… seguro que alguna pibita ya ha caído.


Paula miraba a Benito con cara de pillina, pero él desvío la mirada hacia el suelo intentando esquivar la pregunta.


- Bueno, ¿y tú qué? ¿Te has ligado a algún cliente de esos metrosexuales que van a los balnearios?


- ¿Yo? ¡Ojalá! Pero es que todavía no he visto ni a uno… tú no sabes la de viejales que van al balneario. De esos ricachones, ya sabes…


Mientras hablaban, Noelia salió del baño mientras llegaban César y Be por el ascensor. Los tres se dirigieron a sus mesas mientras miraban de reojo a Benito y Paula, que sin hacerles caso, continuaban con su charleta.


Por casualidades del destino, a los 5 minutos aproximadamente aparecieron por el ascensor Chali, Bárbara y Santi. Los tres radiantes de felicidad. César se les quedó mirando sin quitar ojo de encima a Bárbara.


- Chicos, ahí viene Chali acompañada de una pedazo de rubia… Wow como está y también viene un chico de gafas…


Benito, Paula y Be se dirigieron de inmediato a saludar a los recién llegados. Hubo abrazos, felicitaciones, la presentación de Chali y Paula, y muchas risas. Mientras, Noelia y César se quedaban alucinados por el jaleo que se había montado en cuestión de segundos en la redacción tras la llegada de los visitantes.


Noelia no paraba de mirar a Benito, que sin hacerle ningún caso, estaba sonriente tras el reencuentro con sus amigos.


- Yo así no puedo trabajar…


Se levantó y tras presentarse fugazmente (obligada tras un agarre del brazo de Chali), se fue a tomar un café acompañada de su celestina particular, que iba a ayudar a Marga y a Claudio a preparar una celebración en el restaurante. Según lo que le contaba Chali, parecía que la rubia era su hija y el revuelo que se había armado era porque se casaba con el chico de gafas.


“Aquí todo el mundo prospera menos yo…”, pensó Noelia.


En el momento en que Chali y Noelia desaparecían por el ascensor, Santi empujaba a Benito hacia el baño ante la cara de asombro del ex-becario y de todos los presentes.


- ¿Y este secuestro repentino, tronco?


- Me he estado fijando en tu cara al llegar la chica esta tan mona… ¿Cómo dijo que se llamaba?


- ¿Noelia?


- Eso, Noelia… y no solo me he fijado en que no te quitaba ojo de encima, sino que además tú también la mirabas mucho… A ver Benito, desembucha… ¿te gusta esa tía?


- Vamos a ver Santi vamos a ver gustarme lo que se dice gustarme pues pues… pues si tío me gusta. Tú que tienes experiencia en esto… dame algún consejo tío, por favor por favor. Que a ti te salió muy bien la jugada. Yo sé que debajo de esa coraza de frialdad hay una buena chica. Y además… ayer… nos besamos.


- ¡Que caaaanalla! Y parecía tonto cuando lo encontramos… bueno, ¿y entonces? ¿A qué viene esa cara?


- Pues que ahora reniega de lo que pasó… no quiere admitir que en el fondo siente algo por mí, y yo ya estoy cansado de sus desprecios.


- Aaay, como me recuerdas a mí… ¡y mírame ahora! Solo tienes que tener un poquito más de paciencia y ya verás como acabáis juntos.


- ¿Tú crees?


- Pues claro… y para que veas que te lo digo en serio, voy a invitarla a la boda. A ver que surge entre baile y baile…


- Lo único que va a surgir es su cara de perros durante todo el día, y eso suponiendo que vaya a la boda… porque siendo como es Noelia y encima sin conoceros, muy difícil lo veo.


- Tú déjamelo a mí… vámonos.


Benito y Santi salieron del baño y volvieron a reunirse con las chicas. Be les presentó a César (culito bonito, según Paula), y Nacho llegó con Isabel e hizo lo mismo. Una vez hechas las presentaciones, se pusieron en marcha hacia el San Pan.


Por el camino, Benito y Paula se pusieron al corriente de sus vidas. Paula no paraba de asombrarse ante la cantidad de novedades que le contaba su viejo amigo: Álvaro y Bea triunfando por Miami y felizmente casados; la relación, salida del armario y posterior enlace del ex de su tía Cayetana con Richard; la cantidad de presidentes, directoras y accionistas que había habido en la revista desde que se fue su madre; y un millón de cosas más que habían pasado en esos dos últimos años. Pero lo que más le sorprendió es que… ¡el cara acelga estaba casado! Y no sólo eso, sino que se había vuelto una buena persona… la de cosas que se había perdido.


En ese mismo momento, Chali le servía un café a Noelia en la barra del San Pancracio.


- ¡Ay, que contenta me ha hecho mi cachorra! ¡Que se me casa, Noe, que se me casa! Quien me lo iba a decir hace dos años, que se casaba por dinero… ¡pero no, ahora se casa por amor!


Chali parloteaba sin parar, pero Noelia no le hacía caso y le cortó en medio de su monólogo…


- Oye Chali, ¿esa tal Paula quien es?


- Pues mira, yo personalmente no la he conocido nunca, pero me han hablado mucho y muy bien de ella.


- ¿Quién?


- Pues Benito, sin ir más lejos… por lo que se ve, fueron muy buenos amigos hace unos años. Creo que hasta se enamoró de ella.


- Vaya con la mosquita muerta… ¡y luego va de solitario por la vida!


- ¿Qué te pasa, Noe? No estarás celosilla, ¿verdad?


- ¿Celosa yo de esa quinqui? ¡Por favor! Solo porque sea guapa, joven, tenga un millón de cosas en común con el becario y que cuando los vea juntos se me líe un dolor por esta parte del estómago…


Chali empezó a reírse con ganas.


- ¡No te rías! ¡Y ponme una tila!


Mientras Chali le cambiaba el café por una tila a Noelia mientras seguía riendose por lo bajini, por la puerta del restaurante entraron los invitados especiales a la celebración del enlace entre Bárbara y Santi.


Entre brindis y brindis, Noelia no quitaba ojo de encima a Benito y Paula, que seguían hablando entre murmullos y riéndose sin parar. Harta de la situación, decidió que era hora de irse de allí.


- Bueno, no es que no esté disfrutando como una enana con tanta celebración, pero tengo una revista que sacar adelante. Porque si no fuera por mí…


Santi murmuró algo al oído de Bárbara, y tras asentir con la cabeza, se cruzó en el camino de Noelia para que no se marchara.


- Un momento, Noelia… como eres amiga de nuestros amigos, eso te convierte en alguien de confianza y por tanto, nos sentiríamos muy agradecidos si quisiera venir a nuestra boda.


Noelia se quedó mirando a Santi fijamente, pensando que a lo mejor ese friky le estaba tomando el pelo. Pero al ver la cara de ilusión de los dos novios, y la expectación que se había creado a su alrededor, comprendió que no estaba de cachondeo.


- Me siento muy halagada de que me invitéis a un día tan especial para vosotros, pero sin ánimo de ofender, no os conozco de nada. Y tampoco quiero ser la típica acoplada…


Noelia salió por la puerta, y ya en la calle, Santi salió en su busca.


- ¡Noelia, espera!


- ¿Santi, verdad?


- Ese soy yo.


- Mira, no es por ser maleducada, pero me repatea la gente que no entiende un no por respuesta.


- No no, tranquila, si no he venido a darte más la vara… sólo pedirte un pequeño favor: ya que eres TAN amiga de Benito, porque me ha contado un pajarito que os lleváis muy bien, ¿a ti te importaría dejarles a él y a su acompañante tu coche para poder llegar a la iglesia? Es que Beni no tiene coche y…


- ¿Cómo? ¿Que ese pardillo tiene acompañante?


- Claro… Paula.


Santi miró a Noelia expectante, y tal como había previsto, su plan funcionó al 100%...


- Pues no voy a poder dejárselo… porque he decidido que voy a esa boda.



CONTINUARÁ.

domingo, 23 de agosto de 2009

Capítulo 7: Dudas e inseguridades

Los dos se miraron y ya no existió nada mas, solo sus ojos azules mirándose mutuamente. Se acercaron muy despacio y se besaron suavemente, y en ese instante poco les habría importado si el mundo se hubiese venido abajo.
Noelia sentía cada caricia de Benito en su cara como si nunca ningún hombre la hubiera acariciado de esa manera, mientras que él se estremecía sintiendo las manos de Noelia revolviendo en su pelo… sin darse apenas cuenta, Noelia se había puesto en pie y, apoyada en la mesa, atrajo a Benito hacia ella en un impulso incontrolable por tenerle más cerca.
Tras varios minutos en los que para ellos el tiempo se detuvo, los dos se separaron lentamente sin dejar de tener los ojos cerrados.
Benito fue el primero en abrirlos y contempló tiernamente a Noelia, que seguía sin abrir los ojos… y cuando los abrió:
- ¡Aaaaaaaaaah!
- ¡Aaaah! ¡Joder, que susto Noelia! ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?
- ¡No me toques! Dios, ¿¡qué he hecho!?
- Noelia, que te has dejado llevar por tus sentimientos por una vez, ¡no estropees este momento!
- ¡¡Yo no me he dejado llevar por nada porque aquí esta noche no ha pasado nada!! Solo nos hemos quedado trabajando hasta tarde, ¡y ya está!
Noelia empezó a recoger sus cosas rápidamente y se fue casi corriendo. Benito se sentó en la silla de Noelia mirando de nuevo las fotos del escritorio. En un ataque de rabia y despecho, cogió el marco y lo tumbó con tanta fuerza que hizo que se rompiera el cristal.
Al día siguiente, Noelia llegó a Bulevar con unas gafas de sol enormes y una gabardina abrochada hasta el cuello. Quería matar dos pájaros de un tiro: que Benito no le reconociese, y que nadie viese las enormes ojeras que tenía por haber estado toda la noche en vela.
Reme estaba ordenando una pila de paquetes que tenia para dar a Adriana, y cuando vio a Noelia no pudo evitar empezar a reírse.
- Hola Sherlock… si vienes buscando a Watson aquí no está.
- Déjate de tonterías… ¿sabes si ha llegado ya Benito?
- Pues creo que sí. Cuando he subido a repartir el correo matutino me ha parecido verle aplastao en su silla… no tenia muy buena cara. ¿Quieres que le llame?
Reme fue a pulsar la extensión de Bulevar, pero Noelia le agarró la mano con todas sus fuerzas.
- ¡¡¡NO!!!
Reme puso cara de susto y miró a Noelia con los ojos como platos.
- Perdona Reme… es que no quiero molestarle, seguro que tiene montones y montones de maquetas por hacer… yo me voy al San Pancracio a tomar un cafetito y enseguida vuelvo, ¿vale? Y por favor… ni se te ocurra comentarle nada a nadie sobre lo que acaba de pasar.
Reme se limitó a asentir con la cabeza mientras le seguía con la mirada.


A los 10 minutos, Noelia llegó al San Pancracio y saludó a Chali con su típico movimiento de cabeza. Aún así, Chali intuyó que Noelia necesitaba apoyo moral y se sentó en la mesa con ella.
- Chh… ¿y esa cara?
- ¿Qué cara?
- Pues esa que traes arrastrando por el suelo… ¿qué pasa, has tenido una mala noche?
- La peor, Chali… la peor.
- Si me hubieses hecho caso ahora serías la felicidad “personisficada”.
- ¿A qué te refieres?
- A Benito, a eso me refiero… seguro que si te hubieses sincerado con él como te dije que hicieras, hubieseis estado toda la noche arrejuntaos… ese niño debe dar unos buenos apretujones, te lo digo yo que tengo ojo pa eso.
- No lo sabes tú bien…
Chali la miró sorprendida y sonriente.
- ¡Ni yo tampoco! Tampoco lo sé… y para que te enteres, ayer fui y le pedí perdón por todo lo que le dije aquí.
- ¿Ah sí? Mira, algo es algo… ¿y él que te dijo?
- Pues nada, que me va a decir… que me perdonaba, y después…
- ¿Después qué?
- Nada… después nada. Nos quedamos trabajando hasta tarde y ya está
- ¿Y ya está?
- ¡Y ya está! ¿Qué te crees, que por qué me ayudara toda la tarde en un informe que a él ni le iba ni le venía y se portara como un verdadero caballero conmigo yo iba a caer rendida y a besarle apasionadamente?
- ¡Te pillé! ¡Que ha habido rollito entre vosotros!
- ¿¡Yo, con el becario!? ¡Por favor…!
- Sí sí…
- La verdad es que… me dio asco.
- ¡Anda ya! ¡Si está más claro que el agua que te gustó el morreo que te dio!
- ¡Ay Chali, es que no lo pude evitar! Fue tan bueno y tan atento conmigo, y estuvimos tan bien toda la tarde…
- ¿Sabes lo que le dije yo una vez a mi cachorra cuando se enamoró del Santis? Que si puedes frenar un deseo, es que éste no es lo suficientemente fuerte… Así que Noe, no hay ningún motivo para que no puedas disfrutar de todo lo que puede darte Benito.
- Es que yo no estoy segura de lo que quiero, Chali… ¿Y si me pasa como me pasó con Nacho? Me dejé llevar por lo que creí que sentía por él y al final se fue con otra.
- Es normal tener dudas, cariño. Pero te aseguro que Benito está ahí esperando a que le digas todo lo que sientes por él para lanzarse él también a la piscina… Quiero que vayas inmediatamente a Bulevar y se lo digas… ¡Vuela!
Noelia se levantó decidida y fue en dirección a Bulevar… no se lo había dicho a Chali, pero eso que le había dicho es justo lo que había estado pensando durante toda la noche y por eso no había pegado ojo… sólo le hacía falta que le dieran un pequeño empujoncito para tenerlo del todo claro.

Mientras, en Bulevar, Benito retocaba unas fotos de la modelo Dalila… ya estaba hasta las narices de retocar que si papada, que si pómulos, que si pechos… si en una situación normal le hubiese parecido desesperante tirarse dos horas retocando las fotos de una modelo que ya no tenia edad para serlo, ahora que estaba de resaca post-beso aún más.
En esas estaba cuando oyó a sus espaldas el sonido del ascensor llegando a redacción. Sabía que a esas horas sólo podía ser ella, pero aún así no se giró… ya estaba harto de ser él quien fuera siempre detrás de ella. Sería un mindundi, sí, pero un mindundi con dignidad.
Escuchó el sonido de unos pasos acercándose, pero siguió con la mirada fija en la pantalla del ordenador, borrándole las patas de gallo a Dalila. De pronto, unas manos se posaron sobre sus ojos, entrando en el juego de “¿Quién soy?”.
- Déjate de jueguecitos, que después de lo de anoche no tengo ni tiempo ni ganas.
- Joer rubiales, como te afectan los años ¿no?
Benito se giró y se encontró de frente con la niña de sus ojos, que le miraba sonriente.
- ¡Paula!
Se levantó a gran velocidad y se abrazaron con todas sus fuerzas, mientras Noelia miraba la escena desde el otro lado del pasillo.

CONTINUARÁ.


miércoles, 19 de agosto de 2009

Capítulo 6: ¡Por fin!

- ¿Entonces…? ¿Qué hago, Chali?
- Está muy claro, tienes que hablar con Benito y contárselo todo…
- ¿Contarme qué?
Benito había entrado por la puerta del San Pancracio escuchando la última frase… y quién sabe qué más.
- ¡Beniii!
- ¿Me he perdido algo? ¿Qué es lo que tienes que contarme, Noe?
- Ehh… yo… Benito, ¿no te han dicho que es de muy mala educación escuchar conversaciones ajenas?
- Hombre, sí, si que me lo han dicho… es que estáis al lado de la puerta y no he podido evitar… ¡Eh, un momento! No me líes… Chali te estaba diciendo no sé qué de que te conocía mirándote a los ojos y luego que me contaras no sé qué, ahora no te vayas por las ramas…
- Me decía que te contara lo poco que me apetece tener que revisar los contratos de anunciantes de los últimos 3 años, así que he decidido que lo vas a hacer tú, Benito.
- ¿Yo? ¿Pero y que tienen que ver los anunciantes conmigo? ¡Eso es cosa tuya, Noelia! A mí déjame con mis maquetas y mis cosas…
- Benito, soy tu jefa y te lo ordeno. ¿¡Estamos!? ¿O quieres que le cuente a Ángel lo incompetentes que son sus subordinados?
- Madre mía, como estamos hoy… Y yo que venía por si te había pasado algo…
Benito le echó una última mirada con una mezcla entre tristeza y decepción a Noelia y se marchó.
- De verdad, que tienes menos sensibilidad que un botijo…
- Ay, déjame Chali…
Noelia bajó la mirada para no encontrarse con la cara enfurecida de Chali.
- ¿No te das cuenta que lo único que consigues haciendo estas cosas es alejarte más y más de él? Y te aseguro que con sólo un chasquido él caería rendido a tus pies…
- ¿Tú crees?
Chali la miró con una media sonrisa mientras ella se ponía colorada al comprender que el tono con el que había dicho esa frase denotaba esperanza e ilusión.
- ¡Quiero decir…! Eso ya lo sé, Chali. Pero vamos, que me pasa con todos los hombres…
- Noe, que Benito ya no está aquí, ¿a quién intentas engañar? A mí no me la cuelas… Yo de ti iría y me sinceraría con él.
- Sí, sobre todo ahora… debe tener un mosqueo enorme. Encima de que he sido una borde con él y le he mandado una cantidad de trabajo horrible. Se va a tener que pasar toda la noche trabajando, el pobre…
Chali suspiró emocionada ante las dulces palabras de Noelia. Ya parecía que empezaba a ver la luz…
- Venga ya, Noe. Si Benito es un cacho de pan… si ahora vas y le pides perdón estoy segura de que se le pasará el mosqueo.
- No creo…
- Bueno, tú verás lo que haces. En tus manos está el ser feliz para siempre o el acabar sola en un piso con la única compañía de 12 gatos…
Chali se levantó y siguió recogiendo mesas.
- 12 gatos… que horror.

Unas calles más abajo, Benito llegaba acelerado al Edificio Garcilaso. En recepción se encontró con César, que estaba mirando su correspondencia.
- Ey, que pasa tío…
- Que pasa, Beni…
Benito se dirigió al ascensor y apretó el botón. Mientras esperaba, César no paraba de mirarle.
- ¿De dónde vienes que traes esa cara, tío?
- Es una larga historia, ya te la cuento otro día…
- ¿El motivo es el mismo por lo que te has ido corriendo antes sin decir ni mú?
- Más o menos… pero no me apetece hablar, ¿lo entiendes no?
- Sí sí, claro…
Benito apretó nuevamente el botón del ascensor…
- Benito…
Benito se giró, y él y César se miraron a los ojos durante un rato.
- ¿Sabías que los que están enamorados se identifican entre ellos con sólo mirarse a los ojos?
- Ah, muy interesante… ¿Y?
- Pues que yo estoy enamorado, ya lo sabes… de Be… y estoy viendo ahora mismo en tus ojos lo mismo que yo sentí cuando ella me rechazó.
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Pues que Noelia no te conviene, Beni… lo único que vas a hacer es sufrir si sigues manteniendo esperanzas en que cambiará.
- ¿Y tú como sabes…?
- Porque se te ve, tío… nos preguntas a Be y a mí donde está Noelia, y en cuanto te lo digo te levantas y te vas como una bala. Y 20 minutos después apareces con una cara de pena que ni te cuento… Si Noelia te ha rechazado lo mejor que puedes hacer es mandarla a paseo. Y ya llegará alguien mejor…
- Noelia no me ha rechazado porque no hay nada que rechazar… además, no hables así de ella porque tú no la conoces. Debajo de toda esa fachada de mujer fatal hay una mujer sensible, yo lo sé… Igual que sé que algún día cambiará.
Dicho eso, Benito se giró dándole un manotazo al botón del ascensor y subió corriendo por las escaleras dejando a César con un palmo de narices.
Antes de que le diera tiempo a reaccionar por la repentina marcha de Benito, apareció Noelia por la puerta con la respiración entrecortada, como si hubiese llegado corriendo.
- Hablando del rey de roma…
- César, ¿has visto a Benito?
- Sí, pero te aconsejo que no te acerques a él en todo el día.
- ¿Y eso por qué?
- Mira Noelia, no sé que es lo que te traes con Benito ni me importa… Pero es mi amigo y no te voy a permitir que le hagas lo mismo que le hiciste a Nacho…
- ¿Qué?
- No te hagas la tonta… te permití que hicieras lo que hicieras con Nacho porque sabía que él era un tío fuerte que no se iba a dejar camelar fácilmente por una arpía como tú. Pero Benito es un tío muy sensible y no te voy a permitir que le hagas daño…
- Mira César, deja el papel de paladín porque no te va nada ¿eh? Pero mira, en una cosa te voy a dar la razón…
- ¿Ah sí?
- Sí… no te importa lo que me traigo con Benito.
Noelia entró con paso firme al ascensor, que ya había llegado dada la insistencia de Benito en llamar, dejando a César nuevamente con la sensación de a quien le han dado un sartenazo en la cabeza.
- Está claro que hoy estoy más guapo calladito…



Benito llegó a la redacción sin aliento, después de haber llegado al 6º piso subiendo los escalones de 2 en 2. Se sentó en su silla y esperó un rato hasta haber recobrado el aliento, y una vez que ya respiraba de manera normal, se levantó y empezó a buscar en los cajones de Noelia las carpetas que necesitaba para empezar el trabajito que le había encargado… aún no sabía como haría todo aquello sin ayuda de ningún tipo, pero no permitiría que Noelia le viera flaquear. Iba a demostrarle que no era un incompetente.
Sin saber por qué, miró al escritorio de su compañera y se detuvo… decorando la mesa había un marco con un par de fotos de Noelia (su egocentrismo y soledad le habían impedido tener el retrato de nadie más).



No sabía cuánto tiempo se había quedado con la mirada clavada en aquellas fotos, pero sólo le pudo sacar de su ensimismamiento el sonido del ascensor llegando a la redacción.
Noelia llegó con la cara de un cordero camino del matadero, pero Benito no se fijó porque seguía buscando entre los cajones.
- Benito…
- ¡Noelia! Tranquila que no estoy cotilleando nada ni invadiendo tu intimidad. Sólo estoy buscando los contratos de anunciantes para hacer el informe, te lo juro…
- Tranquilo, que no he venido a echarte la bronca…
- ¿Ah no?
- No, he venido a pedirte perdón.
- ¿Que tú me pides perdón a mí?
- Sí… he sido una borde contigo sin venir a cuento, encima de que tú habías venido a buscarme por si me había pasado algo… Lo siento.
- ¿Quién eres tú y qué has hecho con Noelia?
Los dos empezaron a reírse.
- Sí, sé que es raro, pero alguna vez tenía que ser la primera ¿no?
- ¡Claro!
Se miraron durante un rato mientras se sonreían mutuamente. Benito sentía cómo el corazón le latía a mil por hora. Esa era la Noelia que le gustaba, la misma que se reía con sus chistes y rimas…

- “Alicia Echegaray es de lo que no hay”
- Tú sí que eres de lo que no hay…

Y Noelia sentía que podía tirarse horas mirando esos ojos azules que tanta paz le transmitían.
- Anda quita, que ya hago yo el informe… tú puedes volver a tus maquetas.
- La verdad es que ayer adelanté trabajo y hoy no tengo nada que hacer… ¿quieres que te ayude?
- ¿De verdad quieres ayudarme?
- No se me ocurre nada mejor que hacer…
Volvieron a sonreírse y enseguida se pusieron manos a la obra.
Estuvieron todo el día trabajando en el informe entre risas y bromas, con alguna que otra mirada de complicidad, y cuando quisieron darse cuenta ya se había hecho de noche y todo el mundo se había ido a su casa.
- Madre mía, ¿has visto que hora es?
- Sí, la verdad es que con tanto curro se me ha pasado el tiempo volando…
- Y a mí… venga, recoge tus cosas y vete, que tus compañeras de piso deben estar echando de menos al hombre de la casa. Ya me quedo yo dándole los últimos retoques al informe.
- Que va, mis compañeras de piso van a su bola y no creo ni que se hayan dado cuenta de que aún no he llegado… yo mejor me quedo aquí ayudándote y así terminamos antes y nos podemos ir los dos a casa.
- Que no, de verdad, Benito. Tú vete que ya termino yo.
- He dicho que no y no hay más que hablar… A ver, ¿qué más falta por aquí?
Benito se levantó de su silla y se puso detrás de Noelia para mirar de cerca el informe, que ya estaba casi terminado. Al acercarse a ella notó el olor de su perfume y el de su pelo, que olían terriblemente bien. Mientras, ella notaba el roce de su cara contra su pelo y el de sus brazos en su espalda.
- Ya no falta nada… sólo colocar unas cifras aquí y ya está.
Noelia giró la cabeza y se encontró con la cara de Benito.
Los dos se miraron y ya no existió nada mas, solo sus ojos azules mirándose mutuamente. Se acercaron muy despacio y se besaron suavemente, y en ese instante poco les habría importado si el mundo se hubiese venido abajo.

¡Por fin!

CONTINUARÁ

Capítulo 5: Lo que necesitas es amor

Recordó lo mucho que Benito le había ayudado sin pedir nada a cambio desde que le conoció a fondo trabajando juntos en ese proyecto de marketing viral.
Puso la cabeza entre sus manos, asimilando lo que parecía que empezaba a asumir.
Ella, Noelia Abad, enamorada de Benito Lozano…
Zarandeó la cabeza en señal de desaprobación consigo misma, pero ya no podía negarlo por más tiempo… Esos sueños que durante meses le despertaban en mitad de la noche intentaban advertirla de sus sentimientos, pero ella en lugar de aceptarlo y seguir para adelante había seguido negándolos e intentando huir de ellos… Siempre los mismos sueños… Ella entre los brazos de Benito, mientras él le cantaba una nana; mirando su cuerpo semi-desnudo en los servicios de Bulevar y sintiendo como un calor sofocante le recorría todo el cuerpo mientras él le decía que no era lo que parecía; guardando con mucho cuidado para que no se rompiera el pisapapeles en forma de lagarto que él le había regalado; él diciéndole que la amaba, que aunque había sido de manera teatral por el concurso de besos de cine, a ella se le había removido algo por dentro; bailando con un bombero macizo que al final resultó ser él en la fiesta de despedida de soltera de la mensajera; y ellos dos en el ascensor… estuvo tan cerca de él que casi no pudo evitar hacer lo que él creía que iba a hacer, pero claro, en ese momento era cuando seguía auto-engañándose y todo lo achacó a que “no era de piedra”… Quien le iba a decir que 3 meses después estaría asimilando lo que no creía que asimilaría nunca.
Intentando no pensar en nada más, se levantó y se dirigió de nuevo en dirección al San Pancracio. Necesitaba consejo espiritual…
A no mucha distancia de allí, Benito seguía absorto en sus pensamientos mientras Be y César seguían de cachondeo en sus mesas. Be se giró y miró a su compañero, que parecía que estaba en estado catatónico.
- Benito…
- ¿Mmm?
- ¿Se puede saber qué te pasa? Llevas toda la mañana rarísimo.
- ¿A mí? No me pasa nada, ¿qué me va a pasar? Absolutamente nada… Oye Be, ¿tú has visto a Noelia por algún lado?
- ¿A Noelia? Pues no, y espero no verla en lo que queda de mañana
- ¿Y tú, César? ¿Tú la has visto?
- Me ha parecido verla yendo en dirección al San Pancracio, supongo que estará allí desayunando. Pero por la cara que llevaba me parece que estaba de mala leche.
- Que raro…
César y Be empezaron a reírse mientras Benito miraba el reloj. Calculó el tiempo que hacía que la había visto irse corriendo como una histérica y se percató de que hacía más de una hora de eso. La conocía muy bien, y sabía que Noelia no se ausentaba tanto tiempo de su puesto de trabajo, y menos por estar en el San Pancracio… ¿Y si le había pasado algo? Benito se levantó y se fue corriendo, ante las caras de sorpresa de sus compañeros.


Mientras, por la puerta del San Pancracio entraba Noelia. Chali, que estaba limpiando las mesas, no la vio llegar. Cuando se giró y le miró la cara, no hizo falta que dijera nada. Solamente una mirada fue suficiente para hablar…
- Ven aquí, cariño. Aquí estaremos más tranquilas.
Chali cogió de la mano a Noelia y la llevó a la mesa que estaba en la esquina del restaurante, al lado de la puerta. Noelia no hacia más que mirarse las manos, para evitar entrar en contacto directo con los ojos de Chali, que sabía que podían penetrar hasta lo más profundo de su ser. Sin embargo, Chali notó ese detalle y le cogió de la barbilla, obligándole así a que levantara la cabeza.
- ¿Y esa carilla de perrito abandonao? ¿Qué pasa? ¿Has estao pensando sobre lo que te dije, no?
- Vamos a dejar una cosa clara, Chali… todo lo que vamos a hablar a partir de ahora son solo suposiciones, y en ningún caso pueden salir de estas cuatro paredes.
- D’acuerdo… desembucha.
- A ver… supongamos que a mi me gusta Benito…
- ¡Lo sabía!
- ¡CHALI! He dicho “supongamos”… recuerda lo que te acabo de decir.
- Sís, no he dicho nada… sigue.
- Bueno, pues como te he dicho… supongamos que a mí me gusta Benito. ¿Qué se supone que tendría que hacer yo ahora si fuese así?
- ¡Pues está clarísimo, Noe!
- ¿Ah sí?
- ¡Poj claro! Tienes que plantarte delante de tu maromo, decirle to lo que sientes y arrearle un morreo de aquí no te menees.
- ¡Ay Chali, por dios! ¿Cómo voy…? Quiero decir… ¿Cómo podría yo en esa circunstancia, si fuese real (que ya hemos dicho que no lo es), hacer semejante cosa?
- Pos mu fácil… sólo tienes que acercarte con el morrito así…
- ¡Me refiero…! A que como voy a decirle yo todo eso a… Benito. Dios, si es que hasta su nombre me horroriza… Benito y Noelia… Noelia y Benito… ¡Si es que no pega!
- Pues a mi me parece que queda mu divinamente… es más, si llegáseis a algo, me declararía fan “namber güan”. Sería algo así como una fan “BeniNoelista”.
- ¡Que no, que no y que no! Chali… pero si yo siempre he estado rodeada de hombres influyentes, atractivos, con grandes puestos de trabajo y con ambición… ¿te das cuenta? ¡Benito es todo lo contrario!
- Pos por eso mismo, Noe… ¿no te das cuenta?
- ¿De qué?
- ¿De qué te sirvió que esos hombres fueran atractivos, influyentes y toa la pesca? Al final te dejaron, y te quedaste sola y abandoná… Benito puede que no sea mu guapo, que no tenga un puestazo en una gran empresa y la verdad es que ambición no le sobra… pero tiene un corazón que no le cabe en el pecho y mucho amor que repartir. Y eso es precisamente lo que tú necesitas… que te quieran, que te mimen, que no te dejen sola nunca más.
- ¿Y tú qué sabes lo que yo necesito? Apenas me conoces, Chali…
- Aunque no lo creas, no hace falta conocer a fondo a una persona para saber lo que anhela… sólo me ha hecho falta mirarte a los ojos durante unos segundos para saberlo.
- ¿Entonces…? ¿Qué hago, Chali?
- Está muy claro, tienes que hablar con Benito y contárselo todo…
- ¿Contarme qué?
Benito había entrado por la puerta del San Pancracio escuchando la última frase… y quién sabe qué más.

CONTINUARÁ.

Capítulo 4: Recuerdos

Chali se sentó a su lado y desplegó todas sus armas para que cualquier persona humana le revelara hasta su más íntimo secreto.
- Noe… ¿no será por Benito?
- ¿Q… Qué? ¿Se puede saber a qué viene eso?
- Venga va, Noe, no disimules… está claro que algo te atrae el Beni. Y no me extraña porque Benito es amable, es cariñoso, es dulce, es una buenísima persona…
- Pues si te gusta para ti… Por dios, ¿cómo me va a gustar a mi semejante piltrafilla? Además, he dicho mil veces que no pienso permitir que nadie me distraiga de mi carrera.
- Pues bien que te distrajo Nacho… y además, ese “piltrafilla” te pone atacada de los nervios en cuanto se te acerca más de lo que toca... y tienes la misma carita y los mismos nervios aceleraos que cuando tonteabas con Nachete.
- Mira Chali, a ver si te entra en la cabeza. A mí me da igual Benito y todos los hombres de este planeta…
Noelia se levantó de un salto y sacó un par de “billetes” que puso sobre la mesa.
- Anda coña, ¿qué pasa, no te tomas el último café?
- Pues no, estoy harta de escuchar idioteces. Atraerme a mi Benito… ¡Por favor!
Se giró bruscamente y salió con paso firme del San Pancracio, mientras Chali miraba de cerca lo que Noelia había depositado sobre la mesa. En vez de billetes había sacado un par de tarjetas de visita.
- Hasta las trancas… está coladita.


Mientras, en Bulevar, Benito daba los últimos retoques a una maqueta. Por la puerta del ascensor aparecieron Be y César, riendo a carcajadas…
Desde que conocía a Be, Benito siempre quiso que ella encontrara a alguien que le hiciera feliz, y desde que apareció César en su vida, no se le ocurría nadie mejor… César había sido un caradura, pero había cambiado una barbaridad desde que la conocía, y además se veía a la legua que se moría por ella … bueno, lo veían todos menos ella.
Pensando en el cambio radical de César al conocer a Be, no pudo evitar recordar el cambio de Diego por Adriana, el de Chegue por Chali, e incluso el de Bárbara por Santi… y siempre le llegaba la misma idea a la cabeza. ¿De verdad la gente podía cambiar tanto por amor? De pronto recordó algo que le vino en forma de flashback a la mente.

Ellos dos en el ascensor, después de que ella le arrebatara una cámara de fotos de las manos utilizando sus malvadas artes amatorias.
- De verdad, si es que soy un pardillo por pensar que debajo de ese mal rollo había una mujer sensible…
- Ay mira Benito, no tengo tiempo para esto ¿eh?
- Pues me vas a escuchar mucho más, ¡pero mucho más! Mira, puede que ser tan guapa te haya servido conmigo, pero no te servirá para solucionar todo en la vida… Claro, es que no me extraña que siempre estés tan sola. De verdad, ¡pero es que todavía puedes cambiar!


Be le despertó del flashback con un chasquido de dedos.
- ¡Benito, que estás en la parra! ¿Se puede saber en qué modelo estabas pensando ahora?
- ¿Modelo?
- Hombre, con esa cara de pardillo que tenías me imagino que te estabas imaginando por lo menos, por lo menos, a la Modigliani.
- Mucho mejor…
Be frunció el ceño mientras César les miraba desde su mesa entre divertido e intrigado.
- ¡Quiero decir…! No tenía cara de pardillo, ni mucho menos me estaba imaginando nada ¿eh? Estaba pensando…
- Pues a saber en que estarías pensando, guarrete… Bueno, ¿qué? ¿Tienes ya las maquetas de este número?
- Aquí las tengo, señora redactora jefe…

A no mucha distancia de allí, Noelia paseaba por un parque intentando organizar las ideas y pensamientos en su cabeza… Todavía le resonaban las palabras de Chali en los oídos.
“Benito es amable, es cariñoso, es dulce, es una buenísima persona…”
“Ese “piltrafilla” te pone atacada de los nervios en cuanto se te acerca más de lo que toca... y tienes la misma carita y los mismos nervios aceleraos que cuando tonteabas con Nachete…”
Se sentó en un banco y miró alrededor… ese parque le resultaba extrañamente familiar, pero no le venía a la cabeza por qué.
De pronto lo recordó… recordó a Benito empujando el carrito de Mateo y a ella a su lado con un osito de peluche entre sus manos. Recordó a la señora que les paró para decirles la buena pareja que hacían y el niño tan precioso que tenían. Recordó lo mucho que le ayudó Benito esos días… recordó lo mucho que Benito le había ayudado sin pedir nada a cambio desde que le conoció a fondo trabajando juntos en ese proyecto de marketing viral.
Puso la cabeza entre sus manos, asimilando lo que parecía que empezaba a asumir.
Ella, Noelia Abad, enamorada de Benito Lozano…

CONTINUARÁ


Capítulo 3: Sentimientos encontrados

Parecía que lo había conseguido (las puertas estaban a punto de cerrarse), pero justo a tiempo Benito dio un salto y se coló por el estrecho hueco que quedaba.
- ¿¡Es que no me puedo librar de ti ni un segundo!?
Benito no dijo nada. Se limitó a mirarla con la espalda apoyada en la pared del ascensor, con los brazos cruzados y con una media sonrisa.
- ¿Qué pasa? ¿Te has tragado una percha o qué?
- Deja de fingir, Noelia… sabes perfectamente lo que sientes.
Benito se acercó a ella y le acarició la cara con el dorso de la mano, muy suavemente. Ella cerró los ojos y sintió esa caricia como si nada más existiera en ese momento… Benito se fue acercando lentamente, cogiéndole la cara suavemente, y justo cuando sus labios estaban a punto de rozarse…
- ¡¡Ey!!
- ¿Mmm? ¿Eh…?
- ¿Qué pasa, Noe? Te has quedado en babia… te estaba diciendo que dejaras de fingir, que sabes perfectamente que Ángel no llegará hasta tarde y por eso te escabulles… ¿Qué? ¿Escaqueándote del curro, eh?
Noelia se quedó mirándole fijamente, aún con la sensación de su mano acariciándole la cara. Después de unos segundos en los que Benito la miraba con las cejas arqueadas, consiguió articular palabra.
- No digas tonterías, Benito… Sólo necesito café, mucho café, toneladas de café. ¡Café en vena!
- Vale vale, tía, no hace falta que te pongas así. Solo estaba bromeando…
- Bueno, pues déjate de bromitas y vuelve a la redacción. Las maquetas no se van a hacer solas.
- A sus ordenes jefa.
Las puertas del ascensor volvieron a abrirse y los dos se toparon de frente con Reme, que se disponía a subir para repartir el correo.
- Hola parejita.
- ¿Parejita?
- ¡Ey Reme! ¿Qué tal guapa?
- ¡No somos parejita! ¿A caso tenemos pinta de parejita? Porque a mí no me lo parece, ¡no señor!
- ¿Y a esta que le pasa?
- Yo que sé, yo también la he notado más borde de lo habitual.
- ¡DIOS! ¡No lo soporto más!
Después de dar un respingo por el grito de Noelia, Benito y Reme la vieron salir corriendo como si huyera de algo espantoso… tal vez sentimientos encontrados.


(Media hora más tarde, en el San Pancracio, Chali se acercaba a la mesa donde estaba Noelia con sus 3 tazas de café)
- Chh, ¿y esa cara tan mustia? ¿Qué pasa, no te han gustao los cafeses?
- Esto ni es café ni es nada. Mucho agua y poca cafeína.
- Pos le he puesto la misma cafeína de to los días, y siempre te vas de aquí más feliz que una lombriz.
- ¡Pues hoy necesito más!
- ¿Qué pasa? ¿Algún problema en el curro?
- Nada que te importe, Chali.
- ¿Chali? Uy uy uy uy… ni mesonera, ni camarera, ni chabacana.
Chali se sentó a su lado y desplegó todas sus armas para que cualquier persona humana le revelara hasta su más íntimo secreto.
- Noe… ¿no será por Benito?


CONTINUARÁ

Capítulo 2: Pensamientos absurdos

Benito llegó sin preocuparse de mostrarle una sonrisa amplísima, con ese buen rollo que tanto desquiciaba y encandilaba a partes iguales a Noelia.
- Ey, ¿qué pasa Noe? ¿Qué tal? ¿Estás bien? ¿Todo bien?
- ¿Se puede saber que has desayunado esta mañana que vienes tan contento?
- Pues mira he desayunado un Cola-Cao bien fresquito como los que me hacía mi madre con unas porras que ha traído Tania del San Pan…
- ¡Ay Benito, que no me cuentes tu vida! Es una forma de hablar… lo que quería decir es que no sé como puedes venir tan contento de buena mañana.
- Pues porque es viernes, porque hace un sol reluciente, y porque hoy cobramos nuestras nóminas.
- Querrás decir que cobras tu cutre-nómina. Porque es patético…
- Pues mira, yo al menos soy feliz con mi cutre-nómina de 1.100 € al mes. No como otras…
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Pues mira Noelia, que para cobrar más que yo parece que acabas de salir de un velatorio. Así que no sé quien es más patético de los dos…

Benito se levantó y fue al baño. Una vez más, Noelia se había quedado atónita ante esas sabias palabras de Benito que tan atractivo le hacían…
“¿Sabias? ¿Benito? ¿¡ATRACTIVO!? ¡Por dios, Noelia! Quita ese pensamiento de tu cabeza… ¿Qué demonios te pasa?”
Noelia se levantó bruscamente de la silla y fue dando grandes zancadas hasta el ascensor. Necesitaba un café urgentemente para ahuyentar los pensamientos absurdos.
Mientras esperaba que llegara el ascensor, Benito salió del baño dando un pequeño portazo. Los dos se miraron durante un segundo que pareció una eternidad, y enseguida apartaron la mirada (él disimuló carraspeando mientras volvía a su sitio mientras que ella se arreglaba el pelo con las dos manos).
Noelia empezó a aporrear el botón del ascensor para que llegara de una vez. No soportaba estar ni un minuto más en el mismo espacio vital que el becario antes de tomarse un café y aclarar las ideas… Mientras organizaba sus ideas en su cabeza tratando de autoconvencerse de que eran absurdos pensamientos debido a la falta de cafeína en su organismo como hacía cada noche, Benito se levantó y fue hacia ella. En ese mismo momento las puertas del ascensor se abrieron y Noelia entró rápidamente intentando huir de esos rizos que se aproximaban peligrosamente.
Parecía que lo había conseguido (las puertas estaban a punto de cerrarse), pero justo a tiempo Benito dio un salto y se coló por el estrecho hueco que quedaba.

martes, 18 de agosto de 2009

Capítulo 1: Vulnerable, nunca más

Noelia se despertó con brusquedad una noche más… Hacía meses que no conseguía dormir de un tirón toda una noche, y todo desde que pasó lo que pasó en esa dichosa fiesta.
Pero, ¿qué culpa tenia ella? No era de piedra, y encima estaba borracha. Era totalmente lícito, aunque algunos siguieran cachondeándose de aquello.
Después de autoconvencerse una noche más, Noelia volvió a dormirse hasta que sonó el despertador a las 7 de la mañana. Después de ducharse, vestirse, y desayunar, salió pitando para Bulevar 21. Quería estar pronto allí para que Ángel viera lo aplicada que era en el ámbito laboral y dejara de mirarla como si tuviera la lepra… ¿Qué demonios le pasaría últimamente? Todo el día de morros y discutiendo con la mesonera del San Pancracio. Bah… cosas de amor, seguramente. Menos mal que ella había decidido no volver a encapricharse de un hombre. No consentiría que le volviese a pasar lo de Nacho, no volvería a ser vulnerable… Y sí, ¡fue un capricho!

Benito se levantó esa mañana a las 7 y media después de haber alargado al máximo sus minutos de sueño y después de que Be, Adriana y Tania le dieran un grito para que se levantara de una vez e hiciera el desayuno… “El hombre de la casa, rodeado de mujeres, ¡que suerte!”, le decían. Animalitos… La ignorancia sobre el género femenino de los demás hombres le hacía sentirse afortunado, ya que él tenía información sobre ellas que cualquiera desearía. Pero luego recordaba que llevaba 25 años sin novia y esa idea se le deshacía por completo.
¿Qué es lo que fallaba? ¿Qué es lo que hacía que las mujeres solo quisiesen ser sus amigas? Había estado cerca un par de veces, pero al final nada… Primero con Jimena, luego con Paula, con Carla… Bueno, y luego estaba Noelia.
Noelia… la única que le hizo replantearse muchas cosas.

Noelia llegó a la redacción de Bulevar a las 8 en punto, después de haber tenido un encuentro bastante tenso con Nacho e Isabel… ¡Que manía tenia la gente de hacerse mimitos en el dichoso ascensor!
Cuando llevaba media hora aproximadamente tecleando palabras sin sentido en el ordenador y mirando de reojo cada 2 minutos la butaca de enfrente que aún estaba vacía… apareció.
Tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para intentar contener la sonrisa que deseaba mostrar cuando lo vio llegar con esos andares tan despreocupados… “Autocontrol, Noelia, autocontrol. Recuerda: vulnerable, nunca más…”
Benito llegó sin preocuparse de mostrarle una sonrisa amplísima, con ese buen rollo que tanto desquiciaba y encandilaba a partes iguales a Noelia.

CONTINUARÁ