Este Fan Fic es para aquell@s que nos quedamos con ganas de saber más acerca del amor entre Benito y Noelia de la serie "Yo soy Bea": cómo Noelia dejó de resistirse, cómo fue el primer beso, su primera vez, cómo engendraron a su hijo...Como sabiamente dice una gran amiga mía: "Creo que es la mejor forma de celebrar el final de la serie y de recordar los mejores momentos que pasamos en compañía de algunos personajes inolvidables"

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Capítulo 12: La pareja perfecta

Se besaron apasionadamente e hicieron el amor en ese ascensor en el que tantas parejas se habían formado.
- Tenemos que dejar de hacer esto…
- ¿El qué?
- Liarnos en el trabajo.
- ¡Pero si has sido tú la que te has lanzao a mi cuello!
- Nimiedades…
Se arreglaron y Noelia volvió a apretar el botón de Stop y el ascensor se puso en marcha. Llegaron a recepción y se toparon de frente con Reme, que subía para repartir el correo.
- ¡Hola otra vez!
- Hola Reme, guapa.
- ¿Salís?
- No no, subimos…
- Ah…
Reme entró y se puso entre los dos.
- Bueno… estaréis cansados después de la nochecita que habéis pasado, ¿no?
- ¿¡Qué!?
- La boda…
- Ah… sí… la boda… sí sí, muy cansados.
- No me extraña, estar toda la noche ahí dale que te pego cansa mucho…
- ¿¡Como!?
- Bailando y eso…
- Ah, claro…
- No sabía que tenias esa marcha en el cuerpo, Noe… dejarías al pobre Benito exhausto después de tanto meneo.
- ¡Joder con el ascensor como tarda, ni que estuviéramos en un rascacielos!
El ascensor llegó a redacción y Reme fue a repartir el correo con una sonrisa de oreja a oreja, después de haber conseguido su objetivo: si Noelia se había puesto tan nerviosa con sus preguntas subliminales, es que definitivamente había habido mambo entre la Bella y el Pelusa.
Cuando los dos llegaron a sus mesas para ponerse a trabajar, vieron salir a Be y César del baño riéndose mientras se colocaban la ropa.
- Vaya… parece que es el día internacional de “hagámoslo en el curro”.
- Ssshhhh.
La redactora jefe y el reportero se sentaron en sus respectivos sitios después de saludar a Noelia y Benito, e inmediatamente después llegó Isabel.
- Chicos, ¿se puede saber donde estabais? Bueno, ya me imagino donde estabais… Os estaba esperando para una reunión urgente. Venid a mi despacho… los cuatro.
César y Be se levantaron y acudieron de inmediato al despacho de Isabel. Benito hizo lo mismo más rápido que ningún otro, debido a la impresión que le había dado siempre el poder, sin embargo, se quedó donde estaba al ver que Noelia se había quedado sentada con la mirada clavada en el suelo y totalmente pálida…
- Noe, vamos que nos esperan… ¿Qué te pasa?
- Hasta Isabel lo sabe…
- ¿Que sabe qué?
- ¡Que estamos juntos! ¿No la has oído? “Ya me imagino donde estabais…”.
- Mujeeer, que eso lo ha dicho porque ha supuesto que estaríamos en nuestras respectivas casas, ya está… además, seguro que lo ha dicho por Be y César. ¿No los has visto salir del baño?
- ¡Que no, Benito! Que Isabel no es de las que dicen las cosas sin más, y lo estaba diciendo por nosotros porque cuando lo ha dicho nos estaba mirando…
- Bueno, da lo mismo. ¿Ya te has olvidado de lo que me acabas de decir en el ascensor? Porque sería el caso de alzheimer más precoz que he visto en mi vida...
- Tienes razón.
- Venga, vamos antes de que nos llame otra vez.
Noelia se levantó y ambos se dirigieron al despacho de dirección.
- Ya era hora…
- Perdona Isabel.
- Está bien, acercaros.
Ambos se acercaron y se pusieron detrás de los asientos de Be y César.
- Bien, anoche cuando llegué a casa después de la boda, miré el móvil y tenia varias llamadas perdidas del anunciante más importante que tiene ahora mismo Bulevar 21.
- ¿Teófilo Martín?
- Exacto. Como sabréis, Teófilo Martín es el empresario encargado de la página de contactos “TM Net”, con el que contamos desde hace dos años aproximadamente gracias a la labor del hijo de uno de los fundadores de la revista, que entonces era el director, y la colaboración de su secretaria personal… Como ayer era muy tarde cuando me di cuenta de sus llamadas, le he llamado hoy a primera hora de la mañana…
- No querrá dejar de anunciarse en la revista, ¿no?
- No no, para nada, todo lo contrario… lo que quiere es ofrecernos un negocio.
- ¿Un negocio?
- Sí… como cada año, está buscando una nueva pareja para la imagen de su página web, con la diferencia de que este año quiere ir a buscarla a otro país para demostrar que no sólo entran en su web gente española. Quiere que se vea que hay gente de todo tipo de nacionalidades que buscan pareja en su portal. Y ahí es donde entráis vosotros…
- ¿N… Nosotros?
- Sí, pero no pongas esa cara Noelia… no estoy pidiéndoos que seáis la imagen de “TM Net”, sino que dos de vosotros va a tener que hacer una serie de entrevistas a los candidatos que ha seleccionado Téofilo de entre sus clientes…
- Ah, pues está muy bien… ¿y cuando llegan los candidatos? (Be)
- Ahí está el problema…
- ¿Qué problema? (César)
- Los candidatos no van a venir.
- ¿Y entonces como les vamos a hacer las entrevistas? ¿Por videoconferencia?
- No, Teófilo ha descartado esa posibilidad porque quiere que saquemos fotos de los candidatos y les grabemos para que luego él pueda dar su visto bueno a los elegidos…
- Un momento… ¿no estarás queriendo decir...?
- Me temo que sí… dos de vosotros cuatro va a tener que trasladarse a Estados Unidos para buscar a esa pareja perfecta… Os dejo a vosotros para que decidais quien va a ir, pero si os sirve mi opinión, me parece que lo ideal sería que fuéseis Noelia y César. Noelia sería perfecta para hacer las preguntas adecuadas, ya que tienes unas ideas muy concretas para llevar la campaña de Marketing. Y César podría hacer las fotos, ya que tienes mucha experiencia con la camara… ¿Qué me decís?
Las dos parejas quedaron conmocionadas por la noticia.

CONTINUARÁ

viernes, 25 de septiembre de 2009

Capítulo 11: Sustos, cotilleos y reconciliaciones

A la mañana siguiente, el primero en abrir los ojos fue Benito. Estuvo un buen rato sin saber donde estaba, hasta que recordó que lo que había pasado la noche anterior no había sido un maravilloso sueño… Estaba al lado de la mujer de su vida, que aún seguía profundamente dormida abrazada a él.
No sabía que hora era, pero de repente Noelia abrió los ojos y se miraron.
- Buenos días.
- Buenos días… ¿Qué hora es?
- No lo sé.
Noelia se incorporó y miró el despertador de la mesita de noche.
- ¡Joder Benito, que llegamos tarde!
- ¿Sí?
- ¿Pero no estabas despierto? ¿¡Es que no se te ha ocurrido mirar la hora!? ¡Dios!
- Es que estabas muy guapa dormida…
Noelia se levantó rápidamente, fue hacia el baño y en pocos segundos se escuchó el agua de la ducha. Benito siguió tumbado en la cama sonriendo… no sabía cuánto tiempo había estado mirándola dormir, lo único que sabía es que quería ver cada día de su vida al despertarse a esa Noelia recién levantada, despeinada y ojerosa. Incluso a esa Noelia con su punto de mala leche echándole la bronca por algo.
Al rato se levantó de la cama y fue a la cocina para hacer el desayuno, pero su gozo cayó en un pozo cuando vio que en la nevera apenas había comida. Ya le había dicho ella que no era buena cocinera… Fue a la habitación, se vistió, cogió las llaves de la casa y salió a comprar algo para comer.
Mientras, Noelia se duchaba rápidamente agradeciendo cada gota de agua fría que caía en su cabeza. Estaba visto que la edad estaba causando estragos, porque ya no aguantaba las resacas ni el trasnochar como los aguantaba antes. Su cabeza parecía que le iba a estallar, pero aún así no podía parar de sonreír por la maravillosa noche que había pasado. Salió de la ducha y fue a la habitación para vestirse, y para su sorpresa, Benito no estaba allí.
- Benito, espero que ya estés listo y arreglado porque llegamos tardísimo.
Pero nadie contestó…
- Benito…
Salió al salón y tampoco estaba por allí… “No se habrá enfadado por haberle gritado, ¿no?”. Llamó a su móvil pero no contestaba…
Empezó a dar vueltas por el salón pensando en la manera tan brusca con la que había hablado a Benito nada más levantarse, después de haber pasado su primera noche juntos. Y encima después de haberle dicho que estaba guapa al dormir.
- ¡Si es que soy una burra y una bocazas!
Se sentó en el sofá y empezó a pensar en voz alta.
- Claro, se habrá pensado que he pasado la noche con él porque ayer estaba borracha y que hoy ya me he arrepentido, como pasó cuando nos besamos por primera vez… ¡Y normal que piense eso! ¿¡Pero a quién se le ocurre pegarle un berrido nada más despertarme!? Claro, y después de comparar el estar con una borde insoportable a estar con una niña con la que se lleva de lujo y con la que tiene un montón de cosas en común, pues es evidente con quien habrá decidido quedarse. ¡Si es que soy imbécil!
Noelia estaba tan enfrascada en su propia conversación echándose la bronca que ni se había dado cuenta que Benito había entrado cargado con un montón de bolsas.
- ¿Con quién hablas?
- ¡Aaah!
Ambos pegaron un brinco, ella del susto de verle de repente y él por el grito que había dado ella.
- ¡Beni, por qué te has ido!… ¿¡Se puede saber por qué no me cogías las llamadas!?
- Me he dejado el móvil en la chaqueta del traje, y lo tengo en silencio… Es que no había nada en la nevera.
Noelia se dio cuenta entonces de que en las bolsas que llevaba Benito no había ni más ni menos que todo tipo de comida para el desayuno: desde pan de molde, mantequilla y mermelada, hasta cruasanes, pan de leche, magdalenas, y todo tipo de bollería.
- No he comprado café porque ya he visto que es lo único de lo que tenías.
Noelia se levantó corriendo y le abrazó tan fuerte que a Benito se le cayeron todas las bolsas de las manos, y empezó a darle muchos besos en la mejilla.
- Pero bueno, ¿tú no estabas mosqueada conmigo?
- Lo siento, lo siento, lo siento… No quiero pelearme contigo, no quiero gritarte, no quiero que te vayas nunca más.
- No lo haré, te lo prometo.
Se besaron y empezaron a colocar las cosas de la compra.
- ¿Pero cuantas cosas has comprado?
- Las que hicieran falta para tener un desayuno como Dios manda… ¿no dicen que el desayuno es la comida más importante del día? Pues que no le falte de nada a mi princesa.
- Que pelota eres… seguro que quieres pedirme algo a cambio.
- ¿Yo? Para nada… Bueno, sólo que… el desayuno me ha salido por 15€.
- Si ya me extrañaba a mí…


Desayunaron todo lo rápido que pudieron y salieron pitando para Bulevar 21…
Llegaron y antes de entrar, pararon en la puerta.
- Benito… antes de entrar me gustaría hablar contigo de un tema.
- Dime.
- Verás… no quiero que creas que me avergüenzo, ni mucho menos, pero yo creo que delante de los compañeros no deberíamos mostrar lo que sentimos el uno por el otro ni dar señales de afecto, ya que eso podría debilitar el ambiente relajado de trabajo que hay, y tampoco hay necesidad de mostrar continuas muestras de afecto. Sin contar con la confianza que se tomarían los empleados conmigo y la pérdida que supondría del poco respeto que me tienen al saber que tenemos un vínculo afectivo… No sé si me explico.
- Sí… con toda esa palabrería lo que me quieres decir es que ocultemos nuestra relación.
- Es que no lo quería decir así, suena muy brusco.
- No, si yo por mí no hay problema Noe, pero lo que pasa es que toda la peña debe saber ya que hemos pasado la noche juntos… y no jugando al parchís precisamente.
- ¿Y por qué dices eso?
- Pues porque te recuerdo que estuvimos bailando juntos durante toda la noche, nos besamos en mitad de la pista de baile y nos fuimos juntos de allí. Vamos, que se enteró hasta el DJ.
- ¡Mierda! Eso me pasa por beber…
- Pero que no pasa nada, Noe. Si son mas majos que todas las cosas, ya verás como nos dan la enhorabuena y se olvidan.
- Eso espero… no me gustaría tener que aguantar cotilleos a mis espaldas.
Entraron en Bulevar y saludaron a Reme, que les devolvió el saludo con una sonrisa de oreja a oreja. Mientras esperaban al ascensor, Noelia miraba de reojo a Reme, la cual seguía mirándolos con la misma sonrisa. Noelia se acercó a Benito y le dijo al oído:
- Nos está mirando…
- Imaginaciones tuuuuyas.
Llegó el ascensor, ambos se metieron en él y pulsaron el botón con el número 6. Nada más empezar a subir, Reme llamó a la extensión de Julia en “Dirichi”.
- Nena, ¡confirmado! La Bella y el Pelusa han tenido rollito esta noche… ¡Que sí, que acaban de llegar juntos! ¡Y mira las horas que son! Seguro que se han pasado toda la noche dándole al cuerpo alegría Macarena y esta mañana se les han pegado las sábanas… Sí, muy fuerte…
Mientras, Benito y Noelia llegaban a redacción, donde el ambiente estaba muy relajado. Se notaba que la mayoría de los allí presentes habían sido invitados a la boda de Bárbara y Santi, porque sus caras eran dignas del museo de los horrores: ojeras por aquí, bostezos por allá, cabezadas por acá… sin embargo notaron la ausencia de la redactora jefe y el reportero.
Se sentaron en sus asientos e inmediatamente después Noelia empezó a notar que la gente cuchicheaba a su alrededor.
- ¡Benito!
- Dime, prin…
- ¡¡Sshhhh!! No me llames eso aquí… ¿Lo ves? ¡Ya están cuchicheando otra vez!
- ¿Pero qué dices? Noe, te estás volviendo un poco paranoica ¿eh?
- ¡Que no! Que nos están mirando, y cada vez que pasan por nuestro lado se giran y cuchichean…
- Que no cuchichean, que están trabajando como siempre… De verdad, no pienses en eso.
- Como se nota que tú no tienes de qué preocuparte…
- ¿A qué te refieres?
- Pues que a ti te van a tratar como a un héroe por haberte acostado con la directora de marketing, pero a mí…
Noelia se dio cuenta enseguida de la metedura de pata monumental que acababa de hacer.
- Lo siento… No quería decir eso, lo que quería decir…
- No, si has dejado muy claro lo que quieres decir… yo soy un mindundi en esta empresa y no merezco estar con la “señora directora de marketing”. Mensaje captado.
Benito se levantó y fue al ascensor, pero Noelia se levantó rápidamente y se metió con él a tiempo, antes de que se cerraran las puertas.
- Sabes que no pienso eso…
- Pues para no pensarlo bien que lo acabas de soltar… pero que no pasa nada, de verdad, que aquí en la oficina tú por tu lado y yo por el mío como siempre.
- Tampoco es eso, pero lo que no quiero es ser víctima de los cotilleos de esa panda de cotorras.
- ¿Pero es que no te das cuenta de que esos cotilleos van a estar siempre ahí? Y cuanto más lo ocultemos, más se cotilleará… ¿O no has visto que ya nadie habla de la relación de Nacho e Isabel? Y fue un bombazo informativo en su momento.
- A lo mejor es que tengo miedo…
- ¿¡Miedo de qué!?
- De que te despellejen porque estás conmigo… ¿tú que crees que dirían si supieran que estás con la borde, la antipática, la mandona y la insoportable de Noelia?
- Es que a mí me da igual lo que piense la gente… yo sé perfectamente como eres, y con eso me basta.
De repente, Noelia apretó el botón de Stop del ascensor.
- ¿Qué haces?
- Que tienes razón… que no puedo estar toda la vida condicionada por lo que diga o haga la gente. Yo quiero estar contigo y punto… Y a quien no le guste, pues que no mire..
Se fue desabrochando los botones de la blusa que llevaba.
- Noelia…
- Vas a saber lo que es subir bien alto sin necesidad de apretar ningún botón del ascensor.
Se besaron apasionadamente e hicieron el amor en ese ascensor en el que tantas parejas se habían formado.

CONTINUARÁ.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Capítulo 10 - Mirada al pasado

[En cursiva: FLASHBACKS]
Finalmente, llegó la hora de irse. Benito acompañó a Noelia a su casa, y al llegar al portal, le invitó a entrar y tomarse la última copa...
La casa de Noelia era más acogedora de lo que Benito se imaginaba. El salón era lo más grande de la casa, y se comunicaba con una pequeña cocina (a Noelia no se le daba bien cocinar). Justo a la derecha de la cocina se encontraba la puerta a su dormitorio, y dentro de él había un pequeño cuarto de baño.
- Bueno… pues esta es mi casa.
- Es muy bonita, sí sí sí…
- Ponte cómodo, voy a por las copas.
Benito se sentó en el gran sofá que había en medio del salón, quitándose la chaqueta del traje que había llevado a la boda. Al momento llegó Noelia con dos copas y una botella de Champán.
- Bueno bueno bueno, que despliegue… ¿Qué celebramos?
- Pues celebramos un montón de cosas.
- ¿Ah sí?
- Sí… celebramos que tus amigos se han casado… celebramos que estamos aquí, juntos… y sobre todo, celebramos que hoy por fin tengo las ideas claras.
- Pues es verdad, sí que hay cosas que celebrar.
Ambos chocaron sus copas y bebieron el champán mientras sonreían.
- Quien nos iba a decir hace unos meses que estaríamos así de bien…
- Pues sí, sobre todo sabiendo cómo empezó todo… ¿te acuerdas?

Benito les cuenta en la cafetería de Bulevar 21 a Marga, Puri y Valentina el plantón de Roberto cuando iba a casarse con Noelia… lo que no sabía es que Noelia estaba detrás suya.
- Benito: Al principio la tía estaba toa feliz: “Ay que bien que me caso, ay que bien que me caso…” Pero luego se le descompuso el gesto, Margarita. Se quedó así…
- Valentina: Eeeh, Beni…
- Benito: ¡No, cállate que estoy explicando la movida! Bueno, es que lo más fuerte de todo, la cara que se le quedó luego… así, como de champiñón mustio. Champiñón pasao, así…
- Puri: Benito, Benito…
- Benito: ¡¡Que no, que me escuches ya, que me escuches de una vez!! Es que es muy fuerte, ¿eh? Porque esa pareja no pega absolutamente nada, porque Roberto es súper simpático, pero ella…
- Noelia: ¿Ella qué?
- Benito: ¿Eh…? Noelia… ¿Qué tal? ¿Llevas mucho tiempo aquí? Has escuchao todo, ¿no?

Ambos se ríen recordando la metedura de pata de Benito.
- Como te pasaste, ¿eh?
- Yo quería que me tragara la tierra, que mal lo pasé…
- Oye, y… ¿es verdad que se me puso cara de champiñón?
- Mustio…
Ella le pega en el hombro de forma cariñosa y siguen riéndose, mientras siguen sirviéndose un poco más de champán.
- Bueno, pero eso no fue nada comparado con lo que pasó después. Para que luego digan que no existe el destino…

Benito y Valentina hablan mientras hacen fotocopias.
- Le dijiste que se parecía a un champiñón, ¿y qué? Si fuera Richard, ahí si habría problemas porque es tu jefe, pero Noelia…
- Bueno, eso es verdad. Por lo menos no tenemos que trabajar juntos…
Noelia sale de su despacho, que se encuentra justo al lado.
- ¡Andaaa! ¿Una nueva reunión de cotorras? No me estaréis despellejando otra vez, ¿no?
- ¡Noo! No no no, hombre no, despellejando no, que va…
Llega Isabel.
- ¿Qué pasa? ¿Algún problema?
- No, que va. Una consultilla sobre software al técnico informático. Ya sabes, cooperación entre departamentos…
- Pues no sabes lo que me alegra que os llevéis tan bien…
- ¿Y eso?
- Por el proyecto de marketing para nuestra web. Me lo ha entregado Noelia y es simplemente brillante.
- Muchas gracias.
- Es más, me ha gustado tanto que quiero llevarlo a cabo ya, y quiero que lo hagáis vosotros dos juntos.
- Eeeh, nosotros dos… juntos dices…
- Sí. Vais a hacer un equipo estupendo, estoy segura…

- Ahí sí que quería realmente que me tragara la tierra.
- Y a mí… recuerdo perfectamente que pensé que trabajar contigo sería un suplicio.
- Gracias, mujer…
Noelia empieza a reírse.
- Pero eso fue antes de descubrir que eras todo un genio creativo… ahí fue realmente cuando empezó todo. Tuviste un exitazo con lo de las lagartijas y los muñequitos parlantes, y me demostraste que eras la mejor persona que había conocido en mucho tiempo cuando me consolaste en el peor momento de mi vida…
- Sentía que tenía que hacerlo. Algo en mí me decía que lo único que necesitabas era que alguien te escuchara. Yo siempre supe que debajo de toda esa armadura había un corazón sensible.
- Pues has sido el único, Benito…
- Aunque en algunas ocasiones no me lo pusiste fácil, ¿eh? Mira que pensar que yo te había llevado al huerto con mis “oscuras artes amatorias”…
Los dos se rieron con ganas recordando a Benito en los servicios de Bulevar en calzoncillos mientras Noelia pedía socorro a gritos.
- Madre mía, si alguien llega a entrar en ese momento me hubiese muerto de vergüenza…
- Es que también, ¿a quién se le ocurre despelotarse en mitad del baño?
- Sólo a mí, sí… pero bueno, al final la cosa se calmó y tú decidiste compartir las mieles del éxito conmigo. Ese es uno de los mejores recuerdos que tengo de nosotros.
- ¿Pues sabes cual es el mejor recuerdo que tengo yo?
- ¿Cuál?
Noelia se levantó y fue hacia la mesita de noche de su dormitorio. Encima se encontraba un extraño pisapapeles. Lo cogió y se lo llevó al sofá.
- ¡No me lo puedo creer! ¡Así que de verdad lo conservabas!
- ¿Qué creías, que lo había tirado?
Benito cogió el pisapapeles en forma de lagartija que le había regalado tras el éxito que habían tenido trabajando juntos.
- Está intacto… hasta parece que reluce.
- Es que le doy un poco de brillo todas las noches antes de irme a dormir… es mi patética forma para no sentirme sola. En cierto modo sentía que tú estabas conmigo, y eso me reconfortaba.
- Pues si tú quieres, no vas a tener que darle brillo nunca más…

- ¡No tienes ningún motivo para estar así, tía! Eres guapa, inteligente, eres una chica elegante… ¿Pero qué más quieres?
- Que por fin alguien acepte a compartir su vida conmigo…

- Sólo tienes que pronunciar las palabras mágicas que para que tu deseo se cumpla…
Noelia sonrió y se acercó a Benito hasta que sus narices casi podían rozarse.
- Benito… quiero que compartas tu vida conmigo.
- Tus deseos son órdenes para mí.
Ambos se fundieron en un apasionado beso mientras sentían como sus corazones se les iban a salir del pecho. Nunca antes habían experimentado tanta felicidad.
Benito cogió a Noelia en brazos y la llevó a su habitación, tropezándose con un puff decorativo que había cerca del sofá. Pese a lo enfadado y nervioso que se puso por no poder evitar ser un patoso hasta en los momentos íntimos, le consoló ver que Noelia se reía y le miraba con ternura. Al llegar a la cama la posó con suavidad, sin dejar de besarla en ningún momento. Tan sólo había tenido una experiencia sexual en toda su vida, y se dejó llevar por Carla Warhol… pero esta vez era distinto. Iba a hacer el amor con la mujer a la que quería, tenía que hacerlo bien. Tenía que ser especial, un momento inolvidable.
Dándole vueltas a todo aquello empezó a ponerse nervioso y tenso. Noelia lo notó enseguida.
- ¿Pasa algo?
- No, no, no, no… no pasa nada.
- Benito, si no estás seguro…
- Sí, sí que lo estoy… ¿Y tú?
- No he estado más segura de nada en toda mi vida.
Se abrazaron con fuerzas, y aprovechando la posición, Benito le desabrochó la cremallera del vestido a Noelia. Al separarse, se lo fue quitando dejando al descubierto el cuerpo más bonito que había visto en su vida. Ni Virginia Olsen, ni la Modigliani, ni todas las modelos del mundo… Su chica, Noelia Abad, tenía el cuerpo perfecto.
Noelia empezó a desabrocharle la camisa a Benito, y más tarde, él haría la misión imposible de quitarle a ella el sujetador.
Poco a poco fueron desnudándose y posteriormente comenzaron con los preliminares, todo un descubrimiento para Benito. Su excitación era tal, que tuvo que recordar el consejo que una vez le habían dado sus amigos Jota y Mustang: “piensa en la lista de la compra, en tu madre o en Lucas”.
Mientras Benito pensaba en tomates, lechugas y pimientos, Noelia comenzó a posicionarse.
Hicieron el amor durante aproximadamente una hora y ambos llegaron al clímax.
Agotada, Noelia se tumbó al lado de Benito y le abrazó.
- Te quiero.
- Y yo a ti, princesa.
Unos minutos más tarde, ambos se quedaron dormidos abrazados el uno al otro.

CONTINUARÁ.

martes, 1 de septiembre de 2009

Capítulo 9: De una boda sale otra...

- ¿Cómo? ¿Que ese pardillo tiene acompañante?
- Claro… Paula.
Santi miró a Noelia expectante, y tal como había previsto, su plan funcionó al 100%...
- Pues no voy a poder… porque he decidido que voy a esa boda.
- Aaaaanda, ¿y ese cambio de planes Noe?
- Lo primero, no me llames Noe… Y lo segundo, pues mira, porque nos vendría muy bien que tu empresa de videojuegos volviera a anunciarse en Bulevar y digo yo que invitarás a tu jefe a tu boda, ¿no?
- Claaaaro… Nandy no se pierde ni un sarao.
- Bien, perfecto, pues eso… Noelia Abad nunca pierde la oportunidad de hacer negocios. Ni siquiera durante una boda…
- ¿Y seguro que es solo por eso?
- Pues claro… ¿por qué iba a ser sino?
- No, por nada…
Santi miró fijamente a Noelia, con esa cara de satisfacción que solía poner cuando algo le salía bien.
- Bueno, ¿y cuando es la boda?
- Aquí tienes la invitación… será la semana que viene. Mi Nenúfar y yo no podemos esperar más a ser marido y mujer.
- Está bien… hasta entonces.
Noelia se marchó para Bulevar mientras ojeaba la invitación de boda. El sobre era cuadrado, de color malva, y la invitación llevaba en relieve una muñequita rubia vestida de novia y un muñequito con gafas vestido de novio.
Mientras se horrorizaba por lo ñoños que podían llegar a ser dos personas cuando se casaban, Santi cerraba el puño mientras lo agitaba al aire y decía “¡misión cumplida!”.

Los días posteriores a la celebración en el San Pancracio transcurrieron con nervios y expectación, teniendo en cuenta el enlace que se aproximaba; Benito paraba en Bulevar lo justo y necesario para terminar algunas maquetas, y siempre lo hacía de tal forma que coincidiera con los tiempos de descanso de Noelia. Lo que más le apetecía en ese momento es estar el mayor tiempo posible con sus antiguos compañeros y grandes amigos. Ya casi no recordaba lo bien que se lo podía llegar a pasar con Paula y Santi. Ese hecho enfadaba muchísimo a Noelia, que juntado al hecho de que Chali apenas paraba por el San Pancracio, hacía que su ánimo estuviera siempre por los suelos, y por tanto, todo el día a la gresca. La razón de las ausencias de Chali era que la mayoría del tiempo se encontraba ayudando con los detalles de la boda a Santi y su cachorra, y por tanto, disponía de menos tiempo de charlar cuando llegaba al restaurante. Noelia empezó a darse cuenta de que Chali ya no sólo podía considerarse su consejera espiritual: Necesitaba tener una de esas grandes charlas con una de sus mejores amigas.
Finalmente, después de una larguísima semana para Noelia, llegó el día de la boda.

En la iglesia no cabía ni un alfiler. Noelia llegó de las últimas, justo a tiempo para ver llegar a la novia en una gran limusina conducida por su mejor amigo y padrino de la boda, Richard de Castro.
Noelia odiaba horrores las bodas, todas le parecían igual. Dos zoquetes jurándose amor eterno, arroz por los aires, una cutre-fiesta ideal para emborracharse, y el divorcio meses después.
Sin embargo, algo en ese enlace le pareció distinto a los demás… No sabía si era por el vestido de Hannibal Pantano que lucía la novia, por su cara radiante de felicidad dirigiéndose al altar, o por las lágrimas de emoción de familiares y amigos… pero la parte vulnerable que tantas veces había querido ocultar salió al exterior.
Durante la ceremonia intentó dejar la mente en blanco para que no le invadiera la emoción, pero en uno de esos intentos giró la vista en dirección a los invitados y allí le vio…
Benito lucía un traje muy elegante, con los rizos domesticados bajo una capa de gomina. A su lado, Paula lucía un vestido precioso, y llevaba un moño adornado con flores blancas. La chica agarraba del brazo a Benito, y ambos sonreían felices ante lo que para ellos era la boda del siglo.
A pesar de todos los intentos que había hecho para controlarse, Noelia no pudo evitar empezar a llorar al ver la estampa de los dos amigos agarrados cariñosamente.
Alrededor de Noelia, algunos amigos de los novios sonrieron tímidamente al ver la emoción de la chica.
Iki, una de las mejores amigas de Santi, estaba sentada a la derecha de Noelia. Se acercó a su oído y le dijo:
- Ay chica, no llores… no es una de las mejores bodas que he visto, pero tampoco es tan horrible como para ponerse así.
A la izquierda se encontraba Raquel, antigua compañera de clase en el Liceo de Bárbara, que al escuchar a Iki no pudo evitar soltar un resoplido.
- No le hagas caso, ¡si está siendo preciosa! ¿A que por eso lloras?
Justo detrás se sentaba Dani, ex novio de Bárbara que aún así mantenía una gran amistad con la chica.
- Chicas, dejadla, que bastante tiene con ver a una pareja feliz habiendo venido sola a la boda… ¿no veis que sus lágrimas son de soledad? ¿A que sí, eh, a que sí?
Al lado del chico se sentaba Selena, la mejor amiga de los novios y gran confidente durante su noviazgo. Se podía decir que sin ella, Bárbara y Santi no estarían donde estaban.
- De verdad, que sois más brutos que una infusión de pan rallado… ¡Dejad a la chica en paz que llore por lo que le dé la gana! Perdonales mujer, es que no se les puede sacar de casa.
Ese comentario hizo reír a los 4 amigos, e incluso a Noelia, que se enjuagaba las lágrimas con un pañuelo que le había ofrecido Dani mientras se disculpaba por su desafortunado comentario.

La boda transcurrió con normalidad, y después del “sí, quiero” de los novios se procedió a las rutinarias fotos y a la lluvia de arroz a la salida de la iglesia.
Mientras los novios hablaban con sus familiares y amigos, Noelia se apartó a una esquina para retocarse el maquillaje que se le había corrido después de su llantina con la ayuda de un pequeño espejo.
Benito y Santi se apartaron de la multitud y se apoyaron sobre la limusina para poder hablar tranquilamente.
- Mírala… allí está. ¿Te dije o no te dije que conseguiría que viniese?
- Macho, eres un crack… ¿Cómo lo has conseguido?
- Pues con un viejo truco que nunca falla, tío. Lo que me extraña es que no se te haya ocurrido a ti antes…
- ¿El qué?
- ¡Los celos! No hay nada mas revelador que el darle celos a la chica con la que tonteas con otra tía… y si Noelia ha entrado al trapo es porque siente algo por ti, Beni.
- ¿Tú crees?
- ¡Pues claro, tío! A mí me pasó con mi cucuruchito. Le di celos con la Amaya esa, ¡y mira!
- No sé, Santi…
- Que sí, tú hazme caso… tú sigue haciendo lo que te he dicho, lo que has estado haciendo hasta ahora. Que si risitas por aquí, tonteos por allá, ahora te cojo del brazo, ahora te saco a bailar… y pasado un tiempo, tendrás a Noelia suplicándote que la elijas a ella.
- Yo sigo sin verlo claro…
- ¿Qué lo dices, por Paula?
- ¡Que va, si Paula está encantada! Tú ya sabes que estas cosas a ella le pirrian, y al contarle lo de Noelia se ha portado como una verdadera amiga conmigo… lo que me preocupa es el herir los sentimientos de Noelia. Ya te he dicho que aunque no lo parezca, Noe es muy sensible, y temo hacerle daño.
- Bueno Beni, haz lo que creas conveniente… confío en ti y sé que harás lo correcto.
- Gracias, tío… ¡Y enhorabuena caaanalla!
Los amigos se abrazaron ríendo la imitación de Benito, y poco rato después, llegó Bárbara y ambos se metieron en la limusina en dirección al San Pancracio.

La celebración del banquete en el nuevo salón del “San Pan” discurrió muy animadamente y todo el mundo disfrutó mucho de la comida, la bebida y todo lo que se sirvió. La distribución de las mesas produjo algún que otro quebradero de cabeza en los primeros momentos, ya que los novios sentaron estratégicamente a todos los invitados. Para sorpresa de Noelia, Paula estaba sentada en la mesa de “Antiguos compañeros de Bulevar 21”, y Benito se sentaba en otra distinta: en la misma en que se sentaba ella.
Ninguno de los dos se dirigieron la palabra en lo que duró la comida, tan sólo se miraban de vez en cuando haciendo que saltara la misma chispa que saltó en la redacción de Bulevar el día en que ella decidió ceder a sus sentimientos.
En uno de los momentos de la noche, poco antes de servir los postres, los novios se acercaron a la mesa 14 y saludaron a sus compañeros de trabajo, para asegurarse de que lo estaban pasando bien. Poco después, tras saludar al grupo de amigos que habían hablado con Noelia en la iglesia y darles las gracias por asistir, Bárbara y Santi se acercaron a la mesa de Benito y Noelia e hicieron lo propio con ellos.
Aproximadamente una hora después llegó el momento del baile. Los novios rompieron el hielo con el vals, y pasados unos minutos, todo el mundo se puso en pie y empezó a bailar al ritmo de la música.

En la mesa sólo quedaban Benito y Noelia, los únicos que no se habían levantado a bailar. Él no paraba de mirarla… estaba guapísima, con un vestido azul que le hacía juego con sus preciosos ojos.
Noelia, al notarlo, se puso nerviosa y se levantó para beber algunos de los cócteles que había encima de la barra. La mezcla de las copas con el vino de la cena hizo que se mareara un poco, situación que aprovechó Benito para levantarse rápidamente y ayudarla.
- ¿Estás bien?
- Sí, sólo ha sido un mareíllo…
Ambos volvieron a mirarse, y a Noelia le entró la risa nerviosa típica de las enamoradas con unas copas de más.
- ¿Quieres bailar?
- Claro…
Bailaron un par de canciones rápidas mientras se reían del recuerdo de la anterior vez que habían bailado juntos: en la despedida de soltera de Adri, cuando él hacía de stripper. En otra situación, el recuerdo de ese momento habría avergonzado a Noelia, pero estaba demasiado contenta para que algo así le perturbara.
Tras el final de una de las canciones favoritas de Noelia, “Poker face”, llegó el momento de una canción lenta. Cuando empezaron a sonar los acordes de “Deseos de cosas imposibles”, Benito extendió su mano, y Noelia se la agarró para darle a entender que aceptaba bailar agarrada a él.
Ambos cerraron los ojos y se abrazaron mientras bailaban al compás de la música… sin poder evitarlo, a Noelia le empezaron a resbalar lágrimas de los ojos. Sin embargo, Benito no se dio cuenta hasta que ella suspiró acongojada.
- ¿Qué te pasa?
- Que odio que seas tan bueno conmigo…
- ¿Por qué?
- Porque cuando lo eres me dan ganas de besarte y abrazarte… pero luego te veo con Paula y me duele.
- Paula no significa nada para mí…
- Pues no es lo que parecía en la iglesia…
- Es una gran amiga y un gran apoyo… pero mi corazón ya está ocupado.
- ¿Ah… sí?
- Sí… por una morena borde y prepotente.
Los dos empezaron a reírse. Benito le secó las lágrimas a Noelia, y una vez secas, se acercó y la besó. Ella envolvió el cuello de Benito con sus brazos, sin darse cuenta de que alrededor todos sus compañeros de trabajo cuchicheaban sin creerse lo que sus ojos estaban viendo.
Pasados unos minutos, se separaron y siguieron bailando al son de la música. No pararon de bailar durante toda la noche, acompañando de vez en cuando los movimientos de cadera con un beso.
Finalmente, llegó la hora de irse. Benito acompañó a Noelia a su casa, y al llegar al portal, le invitó a entrar y tomarse la última copa...


CONTINUARÁ

lunes, 24 de agosto de 2009

Capítulo 8: Celos, celebraciones, y más celos

Este capi se lo dedico a Selene, ya que he querido hacer un pequeño homenaje a su fic sobre Bárbara y Santi. Como notaréis, algunas partes están en cursiva, eso significa que esas escenas salen en su fic. Es como si los dos fics se entrelazaran... ¡Espero que os guste!


Benito se giró y se encontró de frente con la niña de sus ojos.

- ¡Paula!


Se levantó a gran velocidad y la abrazó con todas sus fuerzas, mientras Noelia miraba la escena desde el otro lado del pasillo.


- ¡Por dios, que guapa estás! Has crecido, ¿eh?


- Si vamos, en dos años he crecido mogollón… yo creo que habré llegado a los 2 centímetros… Anda anda, rubiales, que no cambiarás nunca.


- ¡Aaayyyy, como he echao de menos que me llamaras rubiales!


Mientras Benito y Paula se dedicaban continuas muestras de afecto, Noelia se iba acercando con disimulo a la puerta del baño para que no la vieran ninguno de los dos… no quería seguir viendo tanta ñoñería. Y además, algo en su vientre le hacía daño, pero no sabía que era…


- Bueno, ¿y qué haces aquí? ¿Dónde están Sandra y Gonzalo?


- Pues han ido con Cayetana y el enano a hacer unas compras por el centro, ya estaban deseando salir del pueblo y arrasar en todas las tiendas caras… ya sabes como son mi vieja y Cayetana… y lo que hago aquí… ¿es que no te has enterado del bombazo?


- ¿Qué bombazo?


- ¡Que la cerebro de guisante y el Santi se nos casan!


- ¿¡QUÉ!?


- ¿No te ha llegado la invitación todavía?


- Que va, tía. ¡Que fuerte! O sea que al final Santi ha conseguido echarle el lazo a Bárbarita…


- Ya ves… al final va a ser verdad que el que la sigue la consigue.


- Bueno, según en qué casos…


- ¿Y ese jeto que has puesto? A ver, qué ha sido de tu vida estos dos años… ¿te me has echao novia?


- Qué más quisiera, Paulita… pero ya sabes que yo soy un alma solitaria destinada a pasar mis días en soledad.


- ¡Anda anda! Ya será menos… seguro que alguna pibita ya ha caído.


Paula miraba a Benito con cara de pillina, pero él desvío la mirada hacia el suelo intentando esquivar la pregunta.


- Bueno, ¿y tú qué? ¿Te has ligado a algún cliente de esos metrosexuales que van a los balnearios?


- ¿Yo? ¡Ojalá! Pero es que todavía no he visto ni a uno… tú no sabes la de viejales que van al balneario. De esos ricachones, ya sabes…


Mientras hablaban, Noelia salió del baño mientras llegaban César y Be por el ascensor. Los tres se dirigieron a sus mesas mientras miraban de reojo a Benito y Paula, que sin hacerles caso, continuaban con su charleta.


Por casualidades del destino, a los 5 minutos aproximadamente aparecieron por el ascensor Chali, Bárbara y Santi. Los tres radiantes de felicidad. César se les quedó mirando sin quitar ojo de encima a Bárbara.


- Chicos, ahí viene Chali acompañada de una pedazo de rubia… Wow como está y también viene un chico de gafas…


Benito, Paula y Be se dirigieron de inmediato a saludar a los recién llegados. Hubo abrazos, felicitaciones, la presentación de Chali y Paula, y muchas risas. Mientras, Noelia y César se quedaban alucinados por el jaleo que se había montado en cuestión de segundos en la redacción tras la llegada de los visitantes.


Noelia no paraba de mirar a Benito, que sin hacerle ningún caso, estaba sonriente tras el reencuentro con sus amigos.


- Yo así no puedo trabajar…


Se levantó y tras presentarse fugazmente (obligada tras un agarre del brazo de Chali), se fue a tomar un café acompañada de su celestina particular, que iba a ayudar a Marga y a Claudio a preparar una celebración en el restaurante. Según lo que le contaba Chali, parecía que la rubia era su hija y el revuelo que se había armado era porque se casaba con el chico de gafas.


“Aquí todo el mundo prospera menos yo…”, pensó Noelia.


En el momento en que Chali y Noelia desaparecían por el ascensor, Santi empujaba a Benito hacia el baño ante la cara de asombro del ex-becario y de todos los presentes.


- ¿Y este secuestro repentino, tronco?


- Me he estado fijando en tu cara al llegar la chica esta tan mona… ¿Cómo dijo que se llamaba?


- ¿Noelia?


- Eso, Noelia… y no solo me he fijado en que no te quitaba ojo de encima, sino que además tú también la mirabas mucho… A ver Benito, desembucha… ¿te gusta esa tía?


- Vamos a ver Santi vamos a ver gustarme lo que se dice gustarme pues pues… pues si tío me gusta. Tú que tienes experiencia en esto… dame algún consejo tío, por favor por favor. Que a ti te salió muy bien la jugada. Yo sé que debajo de esa coraza de frialdad hay una buena chica. Y además… ayer… nos besamos.


- ¡Que caaaanalla! Y parecía tonto cuando lo encontramos… bueno, ¿y entonces? ¿A qué viene esa cara?


- Pues que ahora reniega de lo que pasó… no quiere admitir que en el fondo siente algo por mí, y yo ya estoy cansado de sus desprecios.


- Aaay, como me recuerdas a mí… ¡y mírame ahora! Solo tienes que tener un poquito más de paciencia y ya verás como acabáis juntos.


- ¿Tú crees?


- Pues claro… y para que veas que te lo digo en serio, voy a invitarla a la boda. A ver que surge entre baile y baile…


- Lo único que va a surgir es su cara de perros durante todo el día, y eso suponiendo que vaya a la boda… porque siendo como es Noelia y encima sin conoceros, muy difícil lo veo.


- Tú déjamelo a mí… vámonos.


Benito y Santi salieron del baño y volvieron a reunirse con las chicas. Be les presentó a César (culito bonito, según Paula), y Nacho llegó con Isabel e hizo lo mismo. Una vez hechas las presentaciones, se pusieron en marcha hacia el San Pan.


Por el camino, Benito y Paula se pusieron al corriente de sus vidas. Paula no paraba de asombrarse ante la cantidad de novedades que le contaba su viejo amigo: Álvaro y Bea triunfando por Miami y felizmente casados; la relación, salida del armario y posterior enlace del ex de su tía Cayetana con Richard; la cantidad de presidentes, directoras y accionistas que había habido en la revista desde que se fue su madre; y un millón de cosas más que habían pasado en esos dos últimos años. Pero lo que más le sorprendió es que… ¡el cara acelga estaba casado! Y no sólo eso, sino que se había vuelto una buena persona… la de cosas que se había perdido.


En ese mismo momento, Chali le servía un café a Noelia en la barra del San Pancracio.


- ¡Ay, que contenta me ha hecho mi cachorra! ¡Que se me casa, Noe, que se me casa! Quien me lo iba a decir hace dos años, que se casaba por dinero… ¡pero no, ahora se casa por amor!


Chali parloteaba sin parar, pero Noelia no le hacía caso y le cortó en medio de su monólogo…


- Oye Chali, ¿esa tal Paula quien es?


- Pues mira, yo personalmente no la he conocido nunca, pero me han hablado mucho y muy bien de ella.


- ¿Quién?


- Pues Benito, sin ir más lejos… por lo que se ve, fueron muy buenos amigos hace unos años. Creo que hasta se enamoró de ella.


- Vaya con la mosquita muerta… ¡y luego va de solitario por la vida!


- ¿Qué te pasa, Noe? No estarás celosilla, ¿verdad?


- ¿Celosa yo de esa quinqui? ¡Por favor! Solo porque sea guapa, joven, tenga un millón de cosas en común con el becario y que cuando los vea juntos se me líe un dolor por esta parte del estómago…


Chali empezó a reírse con ganas.


- ¡No te rías! ¡Y ponme una tila!


Mientras Chali le cambiaba el café por una tila a Noelia mientras seguía riendose por lo bajini, por la puerta del restaurante entraron los invitados especiales a la celebración del enlace entre Bárbara y Santi.


Entre brindis y brindis, Noelia no quitaba ojo de encima a Benito y Paula, que seguían hablando entre murmullos y riéndose sin parar. Harta de la situación, decidió que era hora de irse de allí.


- Bueno, no es que no esté disfrutando como una enana con tanta celebración, pero tengo una revista que sacar adelante. Porque si no fuera por mí…


Santi murmuró algo al oído de Bárbara, y tras asentir con la cabeza, se cruzó en el camino de Noelia para que no se marchara.


- Un momento, Noelia… como eres amiga de nuestros amigos, eso te convierte en alguien de confianza y por tanto, nos sentiríamos muy agradecidos si quisiera venir a nuestra boda.


Noelia se quedó mirando a Santi fijamente, pensando que a lo mejor ese friky le estaba tomando el pelo. Pero al ver la cara de ilusión de los dos novios, y la expectación que se había creado a su alrededor, comprendió que no estaba de cachondeo.


- Me siento muy halagada de que me invitéis a un día tan especial para vosotros, pero sin ánimo de ofender, no os conozco de nada. Y tampoco quiero ser la típica acoplada…


Noelia salió por la puerta, y ya en la calle, Santi salió en su busca.


- ¡Noelia, espera!


- ¿Santi, verdad?


- Ese soy yo.


- Mira, no es por ser maleducada, pero me repatea la gente que no entiende un no por respuesta.


- No no, tranquila, si no he venido a darte más la vara… sólo pedirte un pequeño favor: ya que eres TAN amiga de Benito, porque me ha contado un pajarito que os lleváis muy bien, ¿a ti te importaría dejarles a él y a su acompañante tu coche para poder llegar a la iglesia? Es que Beni no tiene coche y…


- ¿Cómo? ¿Que ese pardillo tiene acompañante?


- Claro… Paula.


Santi miró a Noelia expectante, y tal como había previsto, su plan funcionó al 100%...


- Pues no voy a poder dejárselo… porque he decidido que voy a esa boda.



CONTINUARÁ.

domingo, 23 de agosto de 2009

Capítulo 7: Dudas e inseguridades

Los dos se miraron y ya no existió nada mas, solo sus ojos azules mirándose mutuamente. Se acercaron muy despacio y se besaron suavemente, y en ese instante poco les habría importado si el mundo se hubiese venido abajo.
Noelia sentía cada caricia de Benito en su cara como si nunca ningún hombre la hubiera acariciado de esa manera, mientras que él se estremecía sintiendo las manos de Noelia revolviendo en su pelo… sin darse apenas cuenta, Noelia se había puesto en pie y, apoyada en la mesa, atrajo a Benito hacia ella en un impulso incontrolable por tenerle más cerca.
Tras varios minutos en los que para ellos el tiempo se detuvo, los dos se separaron lentamente sin dejar de tener los ojos cerrados.
Benito fue el primero en abrirlos y contempló tiernamente a Noelia, que seguía sin abrir los ojos… y cuando los abrió:
- ¡Aaaaaaaaaah!
- ¡Aaaah! ¡Joder, que susto Noelia! ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?
- ¡No me toques! Dios, ¿¡qué he hecho!?
- Noelia, que te has dejado llevar por tus sentimientos por una vez, ¡no estropees este momento!
- ¡¡Yo no me he dejado llevar por nada porque aquí esta noche no ha pasado nada!! Solo nos hemos quedado trabajando hasta tarde, ¡y ya está!
Noelia empezó a recoger sus cosas rápidamente y se fue casi corriendo. Benito se sentó en la silla de Noelia mirando de nuevo las fotos del escritorio. En un ataque de rabia y despecho, cogió el marco y lo tumbó con tanta fuerza que hizo que se rompiera el cristal.
Al día siguiente, Noelia llegó a Bulevar con unas gafas de sol enormes y una gabardina abrochada hasta el cuello. Quería matar dos pájaros de un tiro: que Benito no le reconociese, y que nadie viese las enormes ojeras que tenía por haber estado toda la noche en vela.
Reme estaba ordenando una pila de paquetes que tenia para dar a Adriana, y cuando vio a Noelia no pudo evitar empezar a reírse.
- Hola Sherlock… si vienes buscando a Watson aquí no está.
- Déjate de tonterías… ¿sabes si ha llegado ya Benito?
- Pues creo que sí. Cuando he subido a repartir el correo matutino me ha parecido verle aplastao en su silla… no tenia muy buena cara. ¿Quieres que le llame?
Reme fue a pulsar la extensión de Bulevar, pero Noelia le agarró la mano con todas sus fuerzas.
- ¡¡¡NO!!!
Reme puso cara de susto y miró a Noelia con los ojos como platos.
- Perdona Reme… es que no quiero molestarle, seguro que tiene montones y montones de maquetas por hacer… yo me voy al San Pancracio a tomar un cafetito y enseguida vuelvo, ¿vale? Y por favor… ni se te ocurra comentarle nada a nadie sobre lo que acaba de pasar.
Reme se limitó a asentir con la cabeza mientras le seguía con la mirada.


A los 10 minutos, Noelia llegó al San Pancracio y saludó a Chali con su típico movimiento de cabeza. Aún así, Chali intuyó que Noelia necesitaba apoyo moral y se sentó en la mesa con ella.
- Chh… ¿y esa cara?
- ¿Qué cara?
- Pues esa que traes arrastrando por el suelo… ¿qué pasa, has tenido una mala noche?
- La peor, Chali… la peor.
- Si me hubieses hecho caso ahora serías la felicidad “personisficada”.
- ¿A qué te refieres?
- A Benito, a eso me refiero… seguro que si te hubieses sincerado con él como te dije que hicieras, hubieseis estado toda la noche arrejuntaos… ese niño debe dar unos buenos apretujones, te lo digo yo que tengo ojo pa eso.
- No lo sabes tú bien…
Chali la miró sorprendida y sonriente.
- ¡Ni yo tampoco! Tampoco lo sé… y para que te enteres, ayer fui y le pedí perdón por todo lo que le dije aquí.
- ¿Ah sí? Mira, algo es algo… ¿y él que te dijo?
- Pues nada, que me va a decir… que me perdonaba, y después…
- ¿Después qué?
- Nada… después nada. Nos quedamos trabajando hasta tarde y ya está
- ¿Y ya está?
- ¡Y ya está! ¿Qué te crees, que por qué me ayudara toda la tarde en un informe que a él ni le iba ni le venía y se portara como un verdadero caballero conmigo yo iba a caer rendida y a besarle apasionadamente?
- ¡Te pillé! ¡Que ha habido rollito entre vosotros!
- ¿¡Yo, con el becario!? ¡Por favor…!
- Sí sí…
- La verdad es que… me dio asco.
- ¡Anda ya! ¡Si está más claro que el agua que te gustó el morreo que te dio!
- ¡Ay Chali, es que no lo pude evitar! Fue tan bueno y tan atento conmigo, y estuvimos tan bien toda la tarde…
- ¿Sabes lo que le dije yo una vez a mi cachorra cuando se enamoró del Santis? Que si puedes frenar un deseo, es que éste no es lo suficientemente fuerte… Así que Noe, no hay ningún motivo para que no puedas disfrutar de todo lo que puede darte Benito.
- Es que yo no estoy segura de lo que quiero, Chali… ¿Y si me pasa como me pasó con Nacho? Me dejé llevar por lo que creí que sentía por él y al final se fue con otra.
- Es normal tener dudas, cariño. Pero te aseguro que Benito está ahí esperando a que le digas todo lo que sientes por él para lanzarse él también a la piscina… Quiero que vayas inmediatamente a Bulevar y se lo digas… ¡Vuela!
Noelia se levantó decidida y fue en dirección a Bulevar… no se lo había dicho a Chali, pero eso que le había dicho es justo lo que había estado pensando durante toda la noche y por eso no había pegado ojo… sólo le hacía falta que le dieran un pequeño empujoncito para tenerlo del todo claro.

Mientras, en Bulevar, Benito retocaba unas fotos de la modelo Dalila… ya estaba hasta las narices de retocar que si papada, que si pómulos, que si pechos… si en una situación normal le hubiese parecido desesperante tirarse dos horas retocando las fotos de una modelo que ya no tenia edad para serlo, ahora que estaba de resaca post-beso aún más.
En esas estaba cuando oyó a sus espaldas el sonido del ascensor llegando a redacción. Sabía que a esas horas sólo podía ser ella, pero aún así no se giró… ya estaba harto de ser él quien fuera siempre detrás de ella. Sería un mindundi, sí, pero un mindundi con dignidad.
Escuchó el sonido de unos pasos acercándose, pero siguió con la mirada fija en la pantalla del ordenador, borrándole las patas de gallo a Dalila. De pronto, unas manos se posaron sobre sus ojos, entrando en el juego de “¿Quién soy?”.
- Déjate de jueguecitos, que después de lo de anoche no tengo ni tiempo ni ganas.
- Joer rubiales, como te afectan los años ¿no?
Benito se giró y se encontró de frente con la niña de sus ojos, que le miraba sonriente.
- ¡Paula!
Se levantó a gran velocidad y se abrazaron con todas sus fuerzas, mientras Noelia miraba la escena desde el otro lado del pasillo.

CONTINUARÁ.


miércoles, 19 de agosto de 2009

Capítulo 6: ¡Por fin!

- ¿Entonces…? ¿Qué hago, Chali?
- Está muy claro, tienes que hablar con Benito y contárselo todo…
- ¿Contarme qué?
Benito había entrado por la puerta del San Pancracio escuchando la última frase… y quién sabe qué más.
- ¡Beniii!
- ¿Me he perdido algo? ¿Qué es lo que tienes que contarme, Noe?
- Ehh… yo… Benito, ¿no te han dicho que es de muy mala educación escuchar conversaciones ajenas?
- Hombre, sí, si que me lo han dicho… es que estáis al lado de la puerta y no he podido evitar… ¡Eh, un momento! No me líes… Chali te estaba diciendo no sé qué de que te conocía mirándote a los ojos y luego que me contaras no sé qué, ahora no te vayas por las ramas…
- Me decía que te contara lo poco que me apetece tener que revisar los contratos de anunciantes de los últimos 3 años, así que he decidido que lo vas a hacer tú, Benito.
- ¿Yo? ¿Pero y que tienen que ver los anunciantes conmigo? ¡Eso es cosa tuya, Noelia! A mí déjame con mis maquetas y mis cosas…
- Benito, soy tu jefa y te lo ordeno. ¿¡Estamos!? ¿O quieres que le cuente a Ángel lo incompetentes que son sus subordinados?
- Madre mía, como estamos hoy… Y yo que venía por si te había pasado algo…
Benito le echó una última mirada con una mezcla entre tristeza y decepción a Noelia y se marchó.
- De verdad, que tienes menos sensibilidad que un botijo…
- Ay, déjame Chali…
Noelia bajó la mirada para no encontrarse con la cara enfurecida de Chali.
- ¿No te das cuenta que lo único que consigues haciendo estas cosas es alejarte más y más de él? Y te aseguro que con sólo un chasquido él caería rendido a tus pies…
- ¿Tú crees?
Chali la miró con una media sonrisa mientras ella se ponía colorada al comprender que el tono con el que había dicho esa frase denotaba esperanza e ilusión.
- ¡Quiero decir…! Eso ya lo sé, Chali. Pero vamos, que me pasa con todos los hombres…
- Noe, que Benito ya no está aquí, ¿a quién intentas engañar? A mí no me la cuelas… Yo de ti iría y me sinceraría con él.
- Sí, sobre todo ahora… debe tener un mosqueo enorme. Encima de que he sido una borde con él y le he mandado una cantidad de trabajo horrible. Se va a tener que pasar toda la noche trabajando, el pobre…
Chali suspiró emocionada ante las dulces palabras de Noelia. Ya parecía que empezaba a ver la luz…
- Venga ya, Noe. Si Benito es un cacho de pan… si ahora vas y le pides perdón estoy segura de que se le pasará el mosqueo.
- No creo…
- Bueno, tú verás lo que haces. En tus manos está el ser feliz para siempre o el acabar sola en un piso con la única compañía de 12 gatos…
Chali se levantó y siguió recogiendo mesas.
- 12 gatos… que horror.

Unas calles más abajo, Benito llegaba acelerado al Edificio Garcilaso. En recepción se encontró con César, que estaba mirando su correspondencia.
- Ey, que pasa tío…
- Que pasa, Beni…
Benito se dirigió al ascensor y apretó el botón. Mientras esperaba, César no paraba de mirarle.
- ¿De dónde vienes que traes esa cara, tío?
- Es una larga historia, ya te la cuento otro día…
- ¿El motivo es el mismo por lo que te has ido corriendo antes sin decir ni mú?
- Más o menos… pero no me apetece hablar, ¿lo entiendes no?
- Sí sí, claro…
Benito apretó nuevamente el botón del ascensor…
- Benito…
Benito se giró, y él y César se miraron a los ojos durante un rato.
- ¿Sabías que los que están enamorados se identifican entre ellos con sólo mirarse a los ojos?
- Ah, muy interesante… ¿Y?
- Pues que yo estoy enamorado, ya lo sabes… de Be… y estoy viendo ahora mismo en tus ojos lo mismo que yo sentí cuando ella me rechazó.
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Pues que Noelia no te conviene, Beni… lo único que vas a hacer es sufrir si sigues manteniendo esperanzas en que cambiará.
- ¿Y tú como sabes…?
- Porque se te ve, tío… nos preguntas a Be y a mí donde está Noelia, y en cuanto te lo digo te levantas y te vas como una bala. Y 20 minutos después apareces con una cara de pena que ni te cuento… Si Noelia te ha rechazado lo mejor que puedes hacer es mandarla a paseo. Y ya llegará alguien mejor…
- Noelia no me ha rechazado porque no hay nada que rechazar… además, no hables así de ella porque tú no la conoces. Debajo de toda esa fachada de mujer fatal hay una mujer sensible, yo lo sé… Igual que sé que algún día cambiará.
Dicho eso, Benito se giró dándole un manotazo al botón del ascensor y subió corriendo por las escaleras dejando a César con un palmo de narices.
Antes de que le diera tiempo a reaccionar por la repentina marcha de Benito, apareció Noelia por la puerta con la respiración entrecortada, como si hubiese llegado corriendo.
- Hablando del rey de roma…
- César, ¿has visto a Benito?
- Sí, pero te aconsejo que no te acerques a él en todo el día.
- ¿Y eso por qué?
- Mira Noelia, no sé que es lo que te traes con Benito ni me importa… Pero es mi amigo y no te voy a permitir que le hagas lo mismo que le hiciste a Nacho…
- ¿Qué?
- No te hagas la tonta… te permití que hicieras lo que hicieras con Nacho porque sabía que él era un tío fuerte que no se iba a dejar camelar fácilmente por una arpía como tú. Pero Benito es un tío muy sensible y no te voy a permitir que le hagas daño…
- Mira César, deja el papel de paladín porque no te va nada ¿eh? Pero mira, en una cosa te voy a dar la razón…
- ¿Ah sí?
- Sí… no te importa lo que me traigo con Benito.
Noelia entró con paso firme al ascensor, que ya había llegado dada la insistencia de Benito en llamar, dejando a César nuevamente con la sensación de a quien le han dado un sartenazo en la cabeza.
- Está claro que hoy estoy más guapo calladito…



Benito llegó a la redacción sin aliento, después de haber llegado al 6º piso subiendo los escalones de 2 en 2. Se sentó en su silla y esperó un rato hasta haber recobrado el aliento, y una vez que ya respiraba de manera normal, se levantó y empezó a buscar en los cajones de Noelia las carpetas que necesitaba para empezar el trabajito que le había encargado… aún no sabía como haría todo aquello sin ayuda de ningún tipo, pero no permitiría que Noelia le viera flaquear. Iba a demostrarle que no era un incompetente.
Sin saber por qué, miró al escritorio de su compañera y se detuvo… decorando la mesa había un marco con un par de fotos de Noelia (su egocentrismo y soledad le habían impedido tener el retrato de nadie más).



No sabía cuánto tiempo se había quedado con la mirada clavada en aquellas fotos, pero sólo le pudo sacar de su ensimismamiento el sonido del ascensor llegando a la redacción.
Noelia llegó con la cara de un cordero camino del matadero, pero Benito no se fijó porque seguía buscando entre los cajones.
- Benito…
- ¡Noelia! Tranquila que no estoy cotilleando nada ni invadiendo tu intimidad. Sólo estoy buscando los contratos de anunciantes para hacer el informe, te lo juro…
- Tranquilo, que no he venido a echarte la bronca…
- ¿Ah no?
- No, he venido a pedirte perdón.
- ¿Que tú me pides perdón a mí?
- Sí… he sido una borde contigo sin venir a cuento, encima de que tú habías venido a buscarme por si me había pasado algo… Lo siento.
- ¿Quién eres tú y qué has hecho con Noelia?
Los dos empezaron a reírse.
- Sí, sé que es raro, pero alguna vez tenía que ser la primera ¿no?
- ¡Claro!
Se miraron durante un rato mientras se sonreían mutuamente. Benito sentía cómo el corazón le latía a mil por hora. Esa era la Noelia que le gustaba, la misma que se reía con sus chistes y rimas…

- “Alicia Echegaray es de lo que no hay”
- Tú sí que eres de lo que no hay…

Y Noelia sentía que podía tirarse horas mirando esos ojos azules que tanta paz le transmitían.
- Anda quita, que ya hago yo el informe… tú puedes volver a tus maquetas.
- La verdad es que ayer adelanté trabajo y hoy no tengo nada que hacer… ¿quieres que te ayude?
- ¿De verdad quieres ayudarme?
- No se me ocurre nada mejor que hacer…
Volvieron a sonreírse y enseguida se pusieron manos a la obra.
Estuvieron todo el día trabajando en el informe entre risas y bromas, con alguna que otra mirada de complicidad, y cuando quisieron darse cuenta ya se había hecho de noche y todo el mundo se había ido a su casa.
- Madre mía, ¿has visto que hora es?
- Sí, la verdad es que con tanto curro se me ha pasado el tiempo volando…
- Y a mí… venga, recoge tus cosas y vete, que tus compañeras de piso deben estar echando de menos al hombre de la casa. Ya me quedo yo dándole los últimos retoques al informe.
- Que va, mis compañeras de piso van a su bola y no creo ni que se hayan dado cuenta de que aún no he llegado… yo mejor me quedo aquí ayudándote y así terminamos antes y nos podemos ir los dos a casa.
- Que no, de verdad, Benito. Tú vete que ya termino yo.
- He dicho que no y no hay más que hablar… A ver, ¿qué más falta por aquí?
Benito se levantó de su silla y se puso detrás de Noelia para mirar de cerca el informe, que ya estaba casi terminado. Al acercarse a ella notó el olor de su perfume y el de su pelo, que olían terriblemente bien. Mientras, ella notaba el roce de su cara contra su pelo y el de sus brazos en su espalda.
- Ya no falta nada… sólo colocar unas cifras aquí y ya está.
Noelia giró la cabeza y se encontró con la cara de Benito.
Los dos se miraron y ya no existió nada mas, solo sus ojos azules mirándose mutuamente. Se acercaron muy despacio y se besaron suavemente, y en ese instante poco les habría importado si el mundo se hubiese venido abajo.

¡Por fin!

CONTINUARÁ